El 20 de mayo del 68 se calcula que 10 millones de personas estaban en huelga, todo París se encontraba prácticamente paralizado y mientras Massiel cantaba en euro visión «como dice Sabina», Sartre cantaba con Dylan, y yo estaba intentando matar a mi madre de pre-clamsia en la Maternidad Isidro Ayora, donde ha nacido la mayor parte del pueblo de Quito. Esa ciudad grande, grandota, mas allá de la Av. Colón, sobre todo desde los setentas, en que la clase media creyó que podía llegar a ser burguesía, y a costa del «ORO NEGRO» amanecí en cama de cedro, madera fina, en medio de la Vicentina, ya hace 42 años y sigo siendo sensible a un amanecer, me derrota totalmente la ternura y soy infatigable contra lo injusto. La edad me ha enseñado el inmenso valor de los silencios pero aún no aprendo del egoísmo.

y como ven no tengo más patrimonio que mi familia y mis amigos.
gracias a todos los que hoy han estado cerca.

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