El cliente, quien encarga el proyecto, es una persona con profundos conocimientos en la expresión gestual, vinculado la escuela de artes escénicas, tanto como investigador como docente.
El partido del proyecto pretendía lograr un espacio para su residencia, que paralelamente albergara lo que sería la residencia de sus hijos, en pisos contiguos y hacia la parte posterior se aprovecharía un espacio verde y con ligeros cambios de nivel, para un pequeño espacio de practicas escénicas.
La expresión Formal del edificio debía jugar con la luz hacia una circulación frontal, pretendiendo de esta manera generar una máscara lumínica que sería el diálogo interior-exterior y las fachadas debían provocar una tensión que a más de generar la ruptura de límite, provoquen un mayor contraste y por tanto una sensación de calma en el interior.
El proyecto de edificación finalmente fue llevado a cabo con un algunos cambios y con adaptaciones que no estaban previstas en el proyecto, sin embargo el resultado no afecto al volumen general, sino solo a detalles formales y conceptuales ligeros.
Imágenes: María José Muriel.