Mudando de PIEL

Lo que voy a contar no es un verso, ni quimera, es la realidad de ayer en la tarde-noche, a lo mejor es una fabula mía, pero como tal, es REAL.
He pasado varios días, casi desde que cambio el año, pensando, creyendo…convenciéndome, de que algo venía, algo terminaba, algo moría y algo estaba naciendo.  No tenía muy claro que pero como tantas otras veces he cometido el error de querer encontrarlo, definirlo y catalogarlo.  De pronto una suerte de ataque de cordura me ha llevado a tratar de escuchar a mi interior.
Intenté olvidar las categorías, la taxonomía y hacer un ejercicio de percepciones, intenté sentir y guiarme por mi intuición.
El resultado: ayer cogí mi bicicleta, usé cualquier pretexto y salí de casa, dejé que el viento me atropellara y me encontré con el Mar.
Recordé que mi compañera, cuando le alejé de su mediterráneo, me pidió prometerme que le ayudaría a que vea el mar por lo menos una vez al año.  No le entendí mucho, entonces, pero se lo cumplí y con creces, porque subimos a océano.
Recordé que conozco un querido surfero, que ahora vive en Madrid, porque tiene alma cosmopolita y como no se atreve con el manzanares, cuando está aquí, «va a ver el mar«
Recordé a Francisca, «la niña pancha» de LA TIGRA, cuando siente el llamado de la selva.
recordé que durante todo este tiempo de Mutación, una de los pesos mas grandes ha sido la ausencia de «mis montañas«, el entorno que probablemente era el icono de mi territorialidad, es decir el suelo de mi identidad.
Pues ayer, quise, necesité, ver el mar, y con ello creo que me he graduado de AQUÍ, dejando un Allá, en el interior de mis experiencias.
No contento con eso, y sobre mi bicicleta, sentí que ese llamado que tenía dentro, era a todos mis sentidos.  Era una llamada del territorio a mis percepciones y una necesidad de probar mi pertenencia.  Estaba atardeciendo y pronto obscureció, justo en el momento en que al meterme en mi pequeña ruta, empecé a sudar y aventurarme en medio de la penumbra de una noche de luna por los caminos del cabo, entre rocas, calas, algo de arena y un poco de  arbustos, sentí o me dejé llevar por los senderos, como intentando probar hasta donde llegaba mi percepción de la sinuosidad de cada sendero, de cada calita.
Cuando terminé, intacto, sin caídas y seguro de que era así porque hoy es ese mi camino, me detuve y quise grabar el sonido del mar, más que en un dispositivo, dentro mio, que creo que es el sonido que hoy llevo dentro.
Este creo que es uno de los post más íntimos que he hecho, sepan guardarlo o compartirlo, según su interior.

A María Pajarito

Hoy he tenido un romance, romance infantil y de caricias.
El romance de la única mujer a la que he visto nacer y la única por la que daría mi vida para que no creciera más. Mientras acariciaba y peinaba su pelo húmedo, algo enredado, en la mitad de sus sollozos, por el tirón del pelo al pasar el cepillo, he pensado que le querría más, algo calva para no hacerle daño. Le querría algo más si pudiera congelar su mirada, para dejar de verla crecer, alistarse y volar.
Le quisiera algo más si pudiera entender por qué se me hace tan duro ser papá.
Porque hoy con su pequeña carita entre mis manos, he visto una mirada de amor tan grande ante mis lágrimas que sé que será eterna, solo por eso sé que le ayudaré a volar.

Quito

No mucha gente habla de su ciudad. No mucha gente se impresiona, se deja impresionar del paisaje, de la imagen gráfica (lo que ve) y mucho más de ese gran contingente sociológico y antropológico que es la ciudad(lo que se sabe y se siente). Y esto…dicho sea de paso…entre urbanos. Ni se diga los rurales, que creo que tampoco. Finalmente y más allá de mi opinión, es poco la gente que habla de su territorio. Pero aunque lo veamos, aunque el camino innegable sea el deterioro de ese sentido y sentimiento de pertenencia y territorialidad, que el hombre cada vez pierde frente a la globalidad, yo me resisto! ! ! existe una fuerza interior indescifrable que permite que broten de dentro mío un indestructible esencia de Pertenencia a un territorio.

El otro día mientras escuchaba, justamente que el inicio de la aceptación de la globalidad, empieza por perder el sentido de territorialidad y con ello de identidad territorial local, recordé que estaban a punto de venir las fiestas de mi ciudad, mi espacio, mi casa, mi territorio. El escenario más importante de mi vida, O de la parte más importante (aún) de mi vida, y mientras intentaba hacer todo el ejercicio por DESENTERARME de lo que decían en la conferencia escribí esto, que a lo mejor es la manera que me queda de decir: Viva Quito:

Días tristes a la distancia, no me sabe el paladar a hornado y pilsener,
Días tristes, las fiestas de mi pueblo de lejos.
días lejanos esos del 40, bailes en la calle, silbadores y diablillos
…y mañana sin chuchaqui
no habrán calles de de adoquín de piedra.
no habrán brillos de lluvia en el suelo.
ni olores de sahumerios en las iglesias.

solo papá Noel y Reyes…uno más ajeno que otro
si habrán sonrisas y caricias de nenes
las felicidades chiquititas
que hacen que la distancia
valga la pena

Desaprender

Creo que a los 40 es más lo que hay que desaprender que lo que queda por aprender.  Y mañana pienso lo contrario.  Intento todos los días esforzarme en ambos.

Pablo Lazzarini

A todos quienes compartimos algo con Pablo Lazzarini


foto de  pablo tomada de su blog

Aun no puedo hablar del tema, pero quería compartir con ustedes que Martín (mi hijo de 5) había dejado de venirse a nuestra cama (a causa de las pesadillas) desde cuando le empecé a dar ideas de sueños bonitos. Cada noche le proponía soñar con cosas lindas intentando que sus sueños fueran realmente sueños.
Hoy le he propuesto soñar con bicicletas, con bicicletas con alas, doradas y poderosas, con una cámara al cuello y con fotos de colores y risas, para que en medio de la alegría de ver el mundo, bueno, limpio generoso, nadie le pudiera pillar. Ese mundo en el que siempre vivió el Pablo, ese mundo de alegría de sus sonrisas y sus emociones, de toda la pasión que le ponía en creer en los sueños por más locos que eran, ese mudo maravilloso en el que le conocí le extrañaré y le recordaré siempre.

a la memoria de mi juventud

El 10 de Abril. Murió Mari Trini , esa voz titilante que la conocí como setentesca. Me sonaba ajena entonces; hoy me ha recordado muchas cosas. Ya de mayor me pude enterar que en Paris de de los sesentas cantaba las canciones protestas escritas por Aute y algunas de Massiel (antes de que se haga minifaldera y eurovisión). La voz de mari trini, me es particular y me es especial, me sabe a infancia, me sabe a los primeros llamados al gusto musical, me sabe al pueblo de mis primos en donde pasaba los veranos…a lo azul…me sabe a música de mi hermana mayor y los primos mayores que estaban ya adolescentes y totalmente minifalderos izquierdosos y super sicodélicos ye ye; pero más allá de los sentimentalismos de mi memoria, de mi historia, debo reconocer que siempre consideré como inentendible el gusto, de muchos, como ellos, rockeros, no duros, sino más bien sinfónicos,no tan izquierdosos, sino intelectuales, aquellos seguidores de jetro tull, led zepelin, los rollin, o pink floyd, que por otro lado escuchaban a Mari trini y la canción protesta.
Eran momentos que en Europa llegaron pronto, yo diría que desde finales de los sesentas hasta mediados de los setentas, en España este final setentesco se empalmó con la entrada a la democracia. El despertar de una península tan mestiza y rica como América, que había estado amordazada de vida por cuarenta años; Mientras tanto, América Latina terminaba sus últimas dictaduras y trataba de encontrarse de reconocerse y no tenía más referentes que la Izquierda ideológica que aún perduraba pese a la realidad de la post guerra, el boom de los sesentas en todo el mundo, Francia, mayo del 68 y España que iba ligeramente adelantada.
La Música de ese entorno es el principio de la construcción de la banda sonora de parte muy importante de mi vida.
Yo nací en el 68, fui niño en los 70´s adolecente en los 80´s y allí aprendí a patear calles, a correr más que la policía, a recitar el manifiesto del partido y a vibrar con el rock, con mari trini, pero también con Calamaro, Alci Acosta, y promesas Temporales.

Hoy pensaba en todo lo que en la vida se puede llegar a mentir, es mucho, muchisimo, casi que nos podríoamos fabricar una identidad con mentiras. pero como el futbolero no es capaz de decir que es hincha del contrario, yo se que no podría mentir acerca de la banda sonora de mi vida.
Son los que estan, más, que están los que son, y se están empezando a morir.
Nunca podre ocultar el dolor que llevo dentro un par de días desde que supe que había muerto Antonio Vega.
No puedo decir que se haya ido parte muy importante de mi vida, todo lo contrario, es una pena y una inmensa gratitud, por lo que ha dejado, el saber que ha muerto el autor, cómplice y amigo intimo de parte muy importante de mi interior.
y una gratitud final, es como de pronto haber descubierto de pronto, que me estoy poniendo mayor. A solo 8 días de cumplir 41.
…ya era hora…?no?