A María Pajarito
Hoy he tenido un romance, romance infantil y de caricias.
El romance de la única mujer a la que he visto nacer y la única por la que daría mi vida para que no creciera más. Mientras acariciaba y peinaba su pelo húmedo, algo enredado, en la mitad de sus sollozos, por el tirón del pelo al pasar el cepillo, he pensado que le querría más, algo calva para no hacerle daño. Le querría algo más si pudiera congelar su mirada, para dejar de verla crecer, alistarse y volar.
Le quisiera algo más si pudiera entender por qué se me hace tan duro ser papá.
Porque hoy con su pequeña carita entre mis manos, he visto una mirada de amor tan grande ante mis lágrimas que sé que será eterna, solo por eso sé que le ayudaré a volar.
Quito
No mucha gente habla de su ciudad. No mucha gente se impresiona, se deja impresionar del paisaje, de la imagen gráfica (lo que ve) y mucho más de ese gran contingente sociológico y antropológico que es la ciudad(lo que se sabe y se siente). Y esto…dicho sea de paso…entre urbanos. Ni se diga los rurales, que creo que tampoco. Finalmente y más allá de mi opinión, es poco la gente que habla de su territorio. Pero aunque lo veamos, aunque el camino innegable sea el deterioro de ese sentido y sentimiento de pertenencia y territorialidad, que el hombre cada vez pierde frente a la globalidad, yo me resisto! ! ! existe una fuerza interior indescifrable que permite que broten de dentro mío un indestructible esencia de Pertenencia a un territorio.
El otro día mientras escuchaba, justamente que el inicio de la aceptación de la globalidad, empieza por perder el sentido de territorialidad y con ello de identidad territorial local, recordé que estaban a punto de venir las fiestas de mi ciudad, mi espacio, mi casa, mi territorio. El escenario más importante de mi vida, O de la parte más importante (aún) de mi vida, y mientras intentaba hacer todo el ejercicio por DESENTERARME de lo que decían en la conferencia escribí esto, que a lo mejor es la manera que me queda de decir: Viva Quito:
Días tristes a la distancia, no me sabe el paladar a hornado y pilsener,
Días tristes, las fiestas de mi pueblo de lejos.
días lejanos esos del 40, bailes en la calle, silbadores y diablillos
…y mañana sin chuchaqui
no habrán calles de de adoquín de piedra.
no habrán brillos de lluvia en el suelo.
ni olores de sahumerios en las iglesias.
solo papá Noel y Reyes…uno más ajeno que otro
si habrán sonrisas y caricias de nenes
las felicidades chiquititas
que hacen que la distancia
valga la pena
dias de incertidumbre
Son días de incertidumbre,
esos momentos en los que no sabes si la ansiedad te atrapa o si eres capaz de ponerle entusiasmo a todo.
Esos días, en los que hay que hacer gimnasia mental para recargarse de optimismo.
Esos días, son los de ayer y los de hoy;
y es el firme propósito que son sea el de mañana.
que el de mañana, se deje ver se anticipe y con ello la vida se cargue de seguridad.
este espacio es mío, es íntimo y es público, es sobre todo un espacio para re leerme y saberme, descubrirme y conocerme, es un espacio para expresarme.
hoy ha empezado.