Sucumbir frente al teclado entre «Seda» de Baricco

He encontrado una ligera descripción de la poética y la erótica, dos conceptos que casi siempre los veo envueltos en un tul semi transparente del deseo.
lo más parecido a lo que creo que me dice el libro «Seda« de Alessandro Baricco.

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Casi que llego a sollozar, para contar el miedo que tengo a soltarme frente al tejado.
Ese vertido de saber que tiene su brujería
su vicio… su adicción…y luego…
no la puedes soltar.
Como el deseo, como sucumbir en una caricia, un beso, un gemido al oído, así me llama este teclado sensual y erótico, encantador y llenador.

AHORA YA! ! !
…siento esa sensación de los cuerpos desnudos,
¿como llamarla?
confianza?
seguridad?
llenadez?
satisfacción?
a lo mejor solo un
ya! ! ! .

Pero es etéreo, es fugaz, como una receta de cocina…que es mil cosas a la vez…casi parecido a un persona.  La incertidumbre y desasosiego de querer sucumbir a un deseo.

Dos bandas y un destino


A los coronas les conozco desde hace mucho, y la verdad es que una de las cosas que más les agradezco es que a propósito de ellos pude conocer a San Pascualito Rey y otras bandas mexicanas que están, como dicen ellos «de madre». Es difícil que en estos días aparezca algo diferente, pero hacer más de 10 años rock instrumental, garajero con aires de surf, son palabras mayores.

De Arizona baby no sabía mucho, más que lo obvio por su titulo, pero cuando les escuche, no dudé en confirmar que era gente seria, música muy seria. El día que supe que se unian en una gira que provocara un EP, creí que realmente ahora cuando todo esta inventado y cuando la cibernética con come, es el momento perfecto para creer en la intuición. Sabía que tenian que unirse, y ellos lo sabían mejor que yo, gracias a Dios. Ahora que el material de esa gira circula ya en la red, es espectacular. Pero no me quedo allí, y es que en una entrevista les pude escuchar un comentario que más o menos iba por aquí.
«En tercero de rock, apenas empiezas a entender que las versiones suenan distinto al original y es porque tiene que ser así, en cuarto de rock te pudes atrecer con algo de Pink Kloyd, pero solo en quinto de rock, puedes empezar a hacer versiones»…Esto es ciencia! ! !
para concluir quiero enfatizar la exquisites de estos músicos, al haber peermitido que se junten en un EP black sabbat, Pinck floyd y Alci Acosta. Magistrales.

Entre relójes y metáforas

La serendipia es viral, cuando encuentras una, esta estimula a la vez una alerta en la mente y ella hacer que encuentres más, esto es gracias a un efecto modélico de las estructuras fractales, pero de ello hablaré más bien en el blog técnico, porque creo que tiene más bien que ver con las estructuras urbanas.
Hoy he venido a contar que una serendipia me ha llevado a encontrar una metáfora que a manera de oráculo se me ha dejado leer, es esta:
los relojes siempre han sigo un objeto importante en mi vida.  El origen de ese significado creo que se lo debo a mi padre, en cierta medida.
Cuando era niño, me regalaron uno.  Barato, cualquier cosa, pero que desde que lo tuve, a los 5 o 6 años, no me lo saqué hasta que pude tener uno nuevo.  Este segundo, ya digital, pues el primero era de cuerda,  me duró casi hasta terminar la adolescencia.  Mientras tanto, siempre mantuve un determinado celo con mi hermano, pues él se hacía acreedor de los relojes de mi padre, cada vez que este decidía cambiar.  Así desde muy pronto siempre tuvo el privilegio de usar uno más significativo que otro;  Y digo significativo, porque no necesariamente eran lujosos ni caros.  A día de hoy creo que fundamentalmente eran simbólicos.  Era el reloj de Papá. El que nunca lo tuve.  Pasado el tiempo, el reloj, el símbolo, en mí fue tomando valor y forma.  Un Swiss Army, fue una de mis adquisiciones más importantes.  Yo solía contar que llegó a mi relacionado con uno de mis primeros sueldos después de acabar la carrera.  Pero ahora ya casi 20 años delante, entiendo que no lo hubiera tenido de no ser por una persona que en ese momento representó el retorno a mi centro,  un día que me perdí, esa persona marcó el momento en que volví a estar conmigo mismo y ese reloj desde entonces ha tenido ese significado para mí.  Mi yo antiguo, cuando logre volver a mí.
Días antes de dejar mi País mi padre un poco en broma y un poco en serio decidió darme lo que varias veces habíamos discutido que era la herencia que yo quería.  Sus libretas de calificaciones, su calculadora mecánica y Él decidió incluir algo más.  Era su reloj de oro, el más querido y más preciado, un Omega automático, que a día de hoy siento que es mi conexión con mi identidad original, aquella de la que queda mucho pero sigue cambiando.
Días antes de casarme, mi mujer me regaló un reloj que no me gustó para nada, era totalmente gris metálico y brillante, conceptos que siempre los he considerado antagónicos a mi. Pues fuimos juntos y lo cambiamos por uno de mi gusto.  Un Time Force de marco y pulsera marrón, es uno de los que más quiero y uso más cotidianamente .
Una mañana de un invierno exquisito en Madrid, con mi gran amiga Pilar, pasamos por la tienda Muji de Fuencarral, entramos a deleitarnos del gusto y sencillez del diseño Japonés  y vi allí un reloj brutalmente simple: Pulsera negra de vinilo, marco redondo gris mate y en el lugar de los números, ligerísimas estelas grises mate.  Minutero y horero, lineas de ida y vuelta en negro de un grosor casi imperceptible, como un cabello.  Cuando lo vi, le dije a Pilar: !!mira un reloj de arquitecto!!Pilar hizo un comentario tan fino como solo ella los tiene y supe que terminaría comprando.
Y así uno a uno han ido llegando por distintas vías uno tras otro que para mi tienen significado y significante a manera de nombre y apellido.
El de Leonardo da Vinci, sencillo, con su rostro y camina en sentido anti horario. ¿a lo mejor mi vocación?
Un Coronel Tapioca, que llegó a mi un día de aventura total, ¿a lo mejor la necesidad de encontrar un norte?
Un Polar con pulsómetro, el compañero de aventuras de bicicleta ¿tal vez un símbolo de mi salud?
Un Massimo Dutti, el que más me gusta, ¿a lo mejor mi ego, mi autoestima, mi cariño por mi mismo?
y así…
No son muchos, no son valiosos, pero para mi se han convertido en un oráculo, más ahora que los he dejado hablar o he aprendido a escucharlos.
Ayer al momento de meterme a la ducha me saqué el que llevaba puesto y caí en la cuenta de que se había detenido.  Luego de ducharme y sortear el cambio, me fijé que por primera vez tenía más de uno parado y por distintas razones…pretextos más bien, los había dejado así.  Hoy sé que cada uno me ha dado su mensaje..y afortunadamente me apetece abrir las orejas y escucharlos:
El tan preciado regalo de mi padre, hace casi dos años que lo lo pongo en marcha, ha tenido varias averías y luego de gastar en sus reparaciones, me cansé y ahora yace en el fondo del cajón de mi mesa de noche, lo limpio, lo saco de vez en cuando, lo mimo, pero lo dejo ahí, como si de una identidad primigenia se tratara.
Hay varios más que casi no los uso, simplemente porque no me apetece, porque creo que deben estar ahí guardados siendo a la vez parte de mi.  El Polar, mi salud va fenomenal y está siempre listo y dispuesto para un esfuerzo.
Hoy le he cambiado de pila al de mi gusto, al que creo que hoy debo usarlo. ¿a que no adivinan cual es?.
Dos meses más tarde de la publicación de este post, he querido entrar a re-editarlo y contar que hace más de dos semanas que no uso reloj…aún no lo entiendo.

 

Mudando de PIEL

Lo que voy a contar no es un verso, ni quimera, es la realidad de ayer en la tarde-noche, a lo mejor es una fabula mía, pero como tal, es REAL.
He pasado varios días, casi desde que cambio el año, pensando, creyendo…convenciéndome, de que algo venía, algo terminaba, algo moría y algo estaba naciendo.  No tenía muy claro que pero como tantas otras veces he cometido el error de querer encontrarlo, definirlo y catalogarlo.  De pronto una suerte de ataque de cordura me ha llevado a tratar de escuchar a mi interior.
Intenté olvidar las categorías, la taxonomía y hacer un ejercicio de percepciones, intenté sentir y guiarme por mi intuición.
El resultado: ayer cogí mi bicicleta, usé cualquier pretexto y salí de casa, dejé que el viento me atropellara y me encontré con el Mar.
Recordé que mi compañera, cuando le alejé de su mediterráneo, me pidió prometerme que le ayudaría a que vea el mar por lo menos una vez al año.  No le entendí mucho, entonces, pero se lo cumplí y con creces, porque subimos a océano.
Recordé que conozco un querido surfero, que ahora vive en Madrid, porque tiene alma cosmopolita y como no se atreve con el manzanares, cuando está aquí, «va a ver el mar«
Recordé a Francisca, «la niña pancha» de LA TIGRA, cuando siente el llamado de la selva.
recordé que durante todo este tiempo de Mutación, una de los pesos mas grandes ha sido la ausencia de «mis montañas«, el entorno que probablemente era el icono de mi territorialidad, es decir el suelo de mi identidad.
Pues ayer, quise, necesité, ver el mar, y con ello creo que me he graduado de AQUÍ, dejando un Allá, en el interior de mis experiencias.
No contento con eso, y sobre mi bicicleta, sentí que ese llamado que tenía dentro, era a todos mis sentidos.  Era una llamada del territorio a mis percepciones y una necesidad de probar mi pertenencia.  Estaba atardeciendo y pronto obscureció, justo en el momento en que al meterme en mi pequeña ruta, empecé a sudar y aventurarme en medio de la penumbra de una noche de luna por los caminos del cabo, entre rocas, calas, algo de arena y un poco de  arbustos, sentí o me dejé llevar por los senderos, como intentando probar hasta donde llegaba mi percepción de la sinuosidad de cada sendero, de cada calita.
Cuando terminé, intacto, sin caídas y seguro de que era así porque hoy es ese mi camino, me detuve y quise grabar el sonido del mar, más que en un dispositivo, dentro mio, que creo que es el sonido que hoy llevo dentro.
Este creo que es uno de los post más íntimos que he hecho, sepan guardarlo o compartirlo, según su interior.

whatchig the wheels y la obediencia

No siempre es falta de entereza ni exceso de timidez. hay veces en que es solo orden de prioridades, inteligencia, estrategias y más. Hay veces en que aparentar obediencia es supervivencia y hay veces en que es estar más arriba…más allá o mas acá. Hay veces en que simplemente es estar viendo las ruedas girar.

A María Pajarito

Hoy he tenido un romance, romance infantil y de caricias.
El romance de la única mujer a la que he visto nacer y la única por la que daría mi vida para que no creciera más. Mientras acariciaba y peinaba su pelo húmedo, algo enredado, en la mitad de sus sollozos, por el tirón del pelo al pasar el cepillo, he pensado que le querría más, algo calva para no hacerle daño. Le querría algo más si pudiera congelar su mirada, para dejar de verla crecer, alistarse y volar.
Le quisiera algo más si pudiera entender por qué se me hace tan duro ser papá.
Porque hoy con su pequeña carita entre mis manos, he visto una mirada de amor tan grande ante mis lágrimas que sé que será eterna, solo por eso sé que le ayudaré a volar.

Quito

No mucha gente habla de su ciudad. No mucha gente se impresiona, se deja impresionar del paisaje, de la imagen gráfica (lo que ve) y mucho más de ese gran contingente sociológico y antropológico que es la ciudad(lo que se sabe y se siente). Y esto…dicho sea de paso…entre urbanos. Ni se diga los rurales, que creo que tampoco. Finalmente y más allá de mi opinión, es poco la gente que habla de su territorio. Pero aunque lo veamos, aunque el camino innegable sea el deterioro de ese sentido y sentimiento de pertenencia y territorialidad, que el hombre cada vez pierde frente a la globalidad, yo me resisto! ! ! existe una fuerza interior indescifrable que permite que broten de dentro mío un indestructible esencia de Pertenencia a un territorio.

El otro día mientras escuchaba, justamente que el inicio de la aceptación de la globalidad, empieza por perder el sentido de territorialidad y con ello de identidad territorial local, recordé que estaban a punto de venir las fiestas de mi ciudad, mi espacio, mi casa, mi territorio. El escenario más importante de mi vida, O de la parte más importante (aún) de mi vida, y mientras intentaba hacer todo el ejercicio por DESENTERARME de lo que decían en la conferencia escribí esto, que a lo mejor es la manera que me queda de decir: Viva Quito:

Días tristes a la distancia, no me sabe el paladar a hornado y pilsener,
Días tristes, las fiestas de mi pueblo de lejos.
días lejanos esos del 40, bailes en la calle, silbadores y diablillos
…y mañana sin chuchaqui
no habrán calles de de adoquín de piedra.
no habrán brillos de lluvia en el suelo.
ni olores de sahumerios en las iglesias.

solo papá Noel y Reyes…uno más ajeno que otro
si habrán sonrisas y caricias de nenes
las felicidades chiquititas
que hacen que la distancia
valga la pena