A principio de los ochentas, cuando estaba a punto de estrenarme de adolescente, vi también como se estrenaba, quien luego sería un buen representante de la Música latinoamericana, concretamente cantado los «clásicos de la provincia» del maravilloso Rafael Escalona. Carlos vives, que posteriormente también vería como moría su figura en el obscurisisimo mundo del Pop, y quien encarnaría en su primera serie televisiva a «gallito Ramírez» junto a Margarita Rosa de Francisco, uno de mis primeros amores platónicos de esos que uno de adolescente cree que al día siguiente se lo encontrará en la calle. Pero No. Al que me encontré al día siguiente fue al mismo Carlos Vives y no precisamente en la calle sino en una de la que considero de las mejor películas que he visto en mi vida. Se trata de «La Estrategia del Caracol»exactamente en 1993 dirigida por Sergio Cabrera. Una historia totalmente cotidiana y popular, intima y profunda, acerca de un símbolo.
LA CASA, el sitio de vivir y de dormir, el sitio de dejarse rodear por los vecinos, íntimos de amores y odios, pero sobre todo del sentimiento más cotidiano de vivir en sociedad, el sentimiento probablemente más político y humano a la vez. La solidaridad. ¿Hasta donde puede llegar la solidaridad de los vecinos? Pues hasta llevarse la casa, mudarse con la casa puesta, que finalmente es la realidad, porque algo que es realmente muy difícil, es quitarle el sentido de pertenencia de territorio a las personas que lo tienen, claro. Y así mismo, una de las mejores estrategias para tener una población débil, es no permitir que tengan más sentido de territorialidad que unos cuantos metros.
Unos cuantos años después vendría «En Construcción» de José Luis Guerín,gran documento de alta sensibilidad acerca de la destrucción de la identidad territorial.
Explícitamente como el cuchillo potente y poderoso de la intervención inmobiliaria irracional penetra como un cuchillo asesino en la gran urbe consolidada y el proceso de unas muertes y el nacimiento de otros procesos. La superposición de eventos urbanos que construyen una ciudad «contemporánea»…gran sensibilidad y una particular velocidad de contar la cuestión enlazando eventos sueltos en montones de historias que se pueden tejer en la memoria de cualquier espectador, a través de contarte solo una.
¿qué nos queda si nos quitan la memoria?
¿qué nos queda si nos quitan el sentido de pertenencia territorial?
creo que esto tiene mucho que ver con la IDENTIDAD.