De pronto las margaritas se marchitaron, las hojas se cayeron y pensé que era el otoño, pero me equivoqué era solo un momento, un momento de muerte, de fin. Un momento imprescindible para que la todo vuelva a nacer. Un momento imprescindible para el NO-TIEMPO. Para la la vida.
Para que unas cosas renazcan es imprescindible dejar que otras mueran.