Alterotopiak [urbanBAT]

Los amigos de urbanBAT han lanzado, una vez más una iniciativa interesante, tanto por su etimología, su propósito y su metodología.  Se trata de la construcción colectiva de Alterotopiakalter: (el) otro.  topía: lugar.

Pues ahí va mi aporte:

El espacio del otro.  Me suena a un tema pendiente.  «la otredad».

El otro visto como la parte no mostrada, no consciente de uno mismo.  Ese «yo» que intento camuflar y ocultar, un «yo» que cuando transita en la ciudad tiene muy claro que hacer y por donde ir, y lo detengo y lo domino para ser «civico» y no violentar el «orden público».  entonces encuentro las huellas contrapuestas:

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El caminar prisionero y conducido.

caminos-deseados

y los caminos deseados del yo oculto.

Pero la «otredad urbana» también aparece cuando considero al otro con el que comparto la ciudad, esta consideración solamente es posible sin violencia cuando se plantea como una relación horizontal de «convivencia» (el otro como yo…en una mirada de distintos pero horizontales), puesto que la «tolerancia» es una construcción vertical, solo puede tolerar quien está arriba o abajo, las diferencias nos suman o restan posiciones que nos permiten oprimir o ser oprimidos.
de allí que una gran alternativa para indagar en el «espacio del otro» es la deriva como método de análisis del entorno urbano.

No solo de spray y paredes

Hace poco pude estar en El Museo de Atamira, una narración de 18.500 años de historia pictórica.  Más allá de muchas otra conclusiones,  me sorprendió mucho entender la que la necesidad narrativa de la cotidianidad, no es un tema inventado por los piratas hace un par de siglos ni con el graffiti en los 60`s y que esta forma de expresión es más humana que urbana, quiero decir que es la necesidad humana de marcar una presencia, un estado y éstas como partes importantes de manifestación de la identidad, son inherentes a todos como especie, a lo mejor no tan diferente a otras, a lo mejor tan simples y burdas como el pis de los perros.

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Imagen mural de las Cuevas de Altamira

Luego, la verdad es que aunque los estudios de la identidad y su importancia en la dinámica urbana, tanto como en la expresión humana, están actualmente en auge y esto está permitiendo adquirir mejores tratos a la estética de las ciudades, siguen existiendo tendencias totalitarias  y cortas de conocimientos, que pretenden suprimir las posibilidades de desarrollo de paisajes urbano  más inclusivos y democráticos, sin embargo me parecen capitales para que se mantenga un «pulso» que, so pena de la clandestinidad o algún costo mas alto, a veces, termine por buscar ese espacio de expresión «marca» y construye identidad.

Esta acertada breve síntesis del arte urbano como forma de comunicación, fija claramente unos límites dentro de los que se puede concebir a día de hoy como tal, pero lo que más me inquieta, justamente son aquellos límites que encierran a los estudios urbanos dentro de lo que comprendemos como «ciudad».

¿Y qué sucede con el resto?

¿Y qué sucede con aquellas marcas que salen de «lo urbano»?

Imagen mural en el Cabo de las Huertas. Alicante

En este contexto, me parece oportuno el dar la vuelta a la premisa y considerar los «lugares» todos aquellos dónde podemos encontrar «marcas de identidad».  Podríamos incluso llegar más allá y puntualizar que aquellos sitios, edificios o espacios de territorio que carecen de «marcas de identidad», muy probablemente carezcan de elementos que les otorguen características de «lugares».   Esto es fundamental, puesto que liga el concepto de estado y presencia, a la acción de crear espacios, y desde allí, una condición más que oportuna para el reconocimiento de «las nuevas formas de espacio público», ya no desde la premisa de «lo urbano» sino desde el papel y el rol que damos a los espacios.  Desde allí, mi interés se centra en varias de éstas:  Internet como espacio urbano en la medida de la interacción que genera la capa digital entre las personas.  El caminar y el desplazamiento, el trazo mismo del movimiento, como una expresión de ese reconocimiento identitario.  La ruina cómo una expresión tangible del acumulo identitario, en último límite de fragilidad que roza la pérdida, algo como el vértigo de Kundera, del cual nos defendemos, menospreciándolo.

Mural en una «ruina» en la Serra Grossa, Alicante

Los concursos de diseño/arquitectura/urbanismo

Es probable que muchos no lo recuerden, pero los concursos de arquitectura, tuvieron un momento.  Quienes pasamos ya de las dos décadas de ejercicio de la profesión, recordaremos con facilidad que hubo un «antes», en el que los concursos no eran el pan nuestro de cada día, sino más bien algo esporádico.  Luego hubo un auge, en dónde quien quería estar en la cresta de la ola, tenía que ganar concursos y quien no, en el mejor de los casos era muy creativo para compilar una buena publicación a propósito de las participaciones fallidas.  A día de hoy la circunstancia es que hay tan poco dinero, o que el sistema está tan agotado y caduco o que hay tantos participantes que casi a nadie le interesa un concurso, sobre todo por las poquísimas probabilidades que tienes de ganar, claro, excepto los despachos que cuentan con un ejercito de creativos becarios super explotados.  En estas circunstancias yo me pregunto, por un lado: ¿que pasó? cómo se agotó un sistema que aparentemente funcionaba y por otro, hacia dónde debemos caminar.  Sé que no se puede buscar respuestas solamente en los concursos.  La profesión está en crisis, el mundo está en cambio, se están rompiendo montones de paradigmas y desde allí mi ánimo va hacia tratar de entender los caminos, investigar el sentido y tratar de saber en qué ámbitos hay que colaborar para encontrar un nuevo suelo firme en el que apostar.

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Los concursos de arquitectura consistían en una suerte de apuesta de proyecto sobre unas bases. Estas bases, cuya preparación era otro negocio, pero que no es materia de este post, estaba elaborado por unos «expertos» en la materia.  Mas expertos en hacer bases al método de corta y pega que en la temática materia del concurso, lastimosamente, en otros casos eran elaborados por funcionarios o teóricos carentes de la suficientes destrezas para que en las bases se demandase lo que realmente se esperaba y en el debido análisis de la complejidad necesaria, es decir con conocimiento de causa.  Sobre esto, podría narrar innumerables anécdotas, desde la de un despacho que ganaba concursos de construcción, con partidas más económicas pero imposibles de ejecutar técnicamente.  Por supuesto esto era justificado en la puesta en obra y endosado a un presupuesto suplementario técnicamente justificado.  A día de hoy lo que más me preocupa es la forma mezquina y sobre todo cerrada y poco distribuida en la que se gestionaba el conocimiento y el desarrollo técnico a propósito de un concurso.

El punto de partida eran las bases, qué bien o mal hechas, podían ser por invitación, de pago o libres.  No haré ningún comentario a los «concursos cerrados por invitación» puesto que no merece la pena.  Al ser invitaciones específicas, justificadas o no, públicas o privadas caen ya en una discusión política que no es motivo de este escrito, pero si puntualizar que  no siempre lo legítimo es ético.

Los concursos con bases de pago, solamente incidían en una primera criba o cuantificación de la «potencia» económica de los concursantes.  Primera digo, puesto que siempre podía haber una segunda y hasta una tercera que solían estar relacionadas con garantías, que en muchos de los casos eran desproporcionadas a los montos a contratar y solía haber hasta una tercera que ya incidía en condicionantes técnicos, solicitando muchas veces perfiles de equipos o participantes que vinculaban a condiciones técnicas que adolecían de sentido respecto al encargo en juego.  Nunca comprendí muy claramente el propósito de todo esto, ya que en los concursos abiertos, siempre se podía demandar los mismos niveles de exigencia (justificada o no), lo cual de alguna manera me insinúa un manejo del poder en una forma inadecuada, aunque en algunas veces si que recuerdo de ver concursos que prácticamente sus exigencias casi ponían nombre y apellido.

Una vez dentro del juego, venía el período de preguntas, estas en algunos casos, los menos, la verdad sea dicha, eran de manera cerrada e individual, es decir que a quien preguntaba se le respondía, los otos generalmente tenían preguntas anónimas que recibían respuestas abiertas, es decir que se ponía en conocimiento (tanto preguntas anónimas, como respuestas) de todos los participantes.  A este hecho lo considero de trascendental importancia puesto que era una primera apuesta a compartir conocimiento, en este caso tanto las inquietudes de otros competidores como la respuesta a ellos.

Otro ámbito que me llamó siempre la atención era el de los colaboradores, generalmente profesionales de ramas afines a la naturaleza del concurso, quienes además de formar parte del equipo y cumplir un rol de asesores en los planteamientos propios de la propuesta, eran redactores de su parte correspondiente y más de una vez quienes auspiciábamos de manera directa la participación debíamos convertirnos en una suerte de «mediadores», de las luchas técnicas que se suscitaban entre ámbitos divergentes.

En estas circunstancias siempre me pregunté, cómo se podría hacer para tener un «saco» de opiniones técnicas sobre un problema y poder tomar las que mejor articulen de manera integral una propuesta.  Pues creo que es posible.  En esta medida, creo que es posible el articular una propuesta de evento que sea un no concurso.

Un sumar conceptos, ideas, metodologías a manera de brainstorming y que el trabajo profesional consista en articular las alternativas que de mejor manera se acoplen entre sí, para conseguir una solución integral a las demandas.  La idea en si misma puede parecer notablemente noble o descabellada, pero creo que conjunta criterios que acercan de mejor manera soluciones a demandas.

¿cuales son los beneficios?

Al alejarse de la modalidad de los concursos llenos de glamour y prestigio con tanto postureo en los que «todos sabemos» se juegan intereses ajenos a la solución del problema, estoy seguro que se aporta a la utilidad y la practicidad profesional y eso es una de los factores que más ha alejado a la gente de la verdadera función practica y social de los profesionales.

Las herramientas digitales deben facilitar el acercamiento y la dinámica de compartir conocimiento y generar red.  De esta manera y bajo el anonimato (o no), todos pueden aprender a propósito de la investigación de un problema, sumar elementos para su ejercicio de manera distribuida, abierta y anónima en la que sólo pueda primar la solución al problema.

La Crisis que vive actualmente la profesión y dentro de ella su formación, están atrapadas por falta de una sinergias que proponga nuevas alternativas, «sólo haciendo las cosas de manera diferente podremos tener resultados diferentes», en ello creo que es primordial el abrir nuevas maneras y nuevos debates sobre el ejercicio de la arquitectura.

Creo que existen muchos más, pero sobre ellos creo que es imprescindible hablar sobre la base de la experiencia, dicho lo cual, sólo queda atreverse a organizar un no concurso.

 

Múltiples estrategias de arquitectura

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http://www.santiagodemolina.com/

He empezado a leer este libro, aún no llego a la mitad pero me ha apetecido comentar que he encontrado una particularidad y es que de alguna manera funciona como un oráculo.  Intentaré explicarme.

Cuando uno trabaja con arquitectura, diseño o más bien en general con oficios que requieren una fuerte dosis creativa, es bien cierto que necesita de alguna inspiración.  Si bien este concepto puede ser interpretado de múltiples maneras, a día de hoy una de las más usadas es la propia red.  Simplemente pones en google una palabra o una frase y encontrarás una cantidad infinita de textos o imágenes sugerentes, a partir de allí todo será las destrezas en la investigación las que te puedan ir conduciendo hacia resultados eficientes.  Entiéndase eficientes desde el punto de vista del objetivo, es decir la inspiración.  ésta manera, si comprendemos cómo está planteada la folcsonomía de la red, comprenderemos que el orden jerárquico de los enlaces que aparecen, no son necesariamente los que concuerdan con el interés que tenemos.

Por el contrario, si abrimos el libro en cuestión y escogemos leer una entrada relacionada con nuestro tema en demanda de inspiración, encontraremos montones de «pistas» de por donde sí que debe ir nuestros hilos investigativos.

Para quitarle el matiz místico que no deja de tener el término «oráculo», simplemente puntualizar que encuentro como un titulo alternativo a éste libro: «Guía semántica de búsquedas para diseñar»

Plaza pública, a vista de extranjero

He estado repasando algunos enlaces y participaciones sobre debates y discusiones acerca de nuevas o diferentes maneras de ver y/o percibir el espacio público, de cara a un proyecto de derivas que pretendo lanzar en poco y ésto me llevó a revisar la entrevista que hace algo más de un año me hiciera Niquelarte.

A propósito de re-leer esto me he dado cuenta cómo en ese entonces en alguna forma intuía el llegar a plantear dos elementos que considero a día de hoy básicos en el análisis urbano.

Por un lado, las derivas como forma de registro perceptivo de la persona en la ciudad y la segunda que es la mirada extranjera, la manera como una persona que no es nativa de un entorno urbano, es capaz de ser crítica con respecto a la ciudad en la que vive.

A propósito de ésto, me pareció oportuno reproducir la entrevista, que a más de tenerla disponible en este enlace creo conveniente que esté en el time line de mi blog, justamente por cerrar antecedentes.

Con hache y con be

Con los cinco sentidos bien puestos en un recorrido incansable por guiasentimental.es, me encuentro con la siguiente pregunta:

¿Serías capaz de mirar tu ciudad con los ojos de un extranjero?

Inmediatamente recuerdo la frase de un buen amigo que decía: «me siento como extranjero en mi propia ciudad». Yo creo que sí es posible siendo observadores, algo que a menudo olvidamos en la cotidianeidad. En palabras de María Masaguer:

«Observando el paisaje para poder trabajar sobre él”

Creemos muy necesario el trabajo de Mario Hidrobo y porque queremos saber, para observar con más detenimiento, lanzamos unas cuantas preguntas a un hombre que genera ecosistemas con muy buenos sentimientos, haciéndonos partícipes de algo que podemos explicar con palabras pero que no es sino practicándolo como se genera.

2012-11-20-20.43.23Adela Vázquez: Entre Quito y Alicante, ¿cúal es la mirada de Mario?

MH: Intento que sea una mirada atenta y sensible, que mueva cosas dentro de mí, tanto de ida como de vuelta. Que los detalles con los que me estimula la ciudad me lleven a conectar con las sensaciones de cuando se forjaron los imaginarios que se evocan y así apegarme en sentimientos, algo nostálgicos pero placenteros; aunque no siempre lo logro y eso produce incertidumbre y ésta conduce al miedo, entonces procuro que ese miedo a ratos sea el motor para querer cambiar las cosas.

AVV: ¿Qué sientes cuando imaginas la ciudad?

MH: Algo de agobio, es una dicotomía entre la ciudad de mis imaginarios y la que percibo. Intento ser consciente de que no existen dos ciudades, sino tantas como percepciones y que éstas son el resultado de una serie de detalles que percibo y que llaman a imaginarios para forjarlos bajo una realidad que ya no existe, porque ha ido cambiando con el tiempo y que tampoco la tengo a mano (de no tenerla enfrente a tenerla, ha cambiado mucho a día de hoy). Por tanto, esa ciudad imaginada es una…que fue y ya no está, pero que se quedó en los sentimientos de las vivencias que se dieron en aquellos escenarios. La sensación es un resultado de lo explicado y el enfrentarse a unos estímulos urbanos, que aunque son presentes, tendrán también un componente de los sentimientos que soy capaz de poner en las nuevas vivencias.

AVV: Acciones como hazañas, ¿necesarias para renovar los códigos?

MH: No lo creo. Lo que vendrían a ser los códigos con los que se escriben esas hazañas, dicen los entendidos, se forman de manera temprana, si no me equivoco antes de los 5 años de edad. Es tu modo de escritura; con ella has de pensar qué escribes. Yo intento escribir guiones de vivencias que estimulen los sentimientos en los que uno se siente confortable, pero no siempre sale bien. Todo esto se vive en sociedad y estás a merced de muchos estímulos, personas, límites y eso es parte de la aventura de todo ser urbano; asumir el resultado de cada hazaña es un acto de consciencia que en mi caso procuro que sea el conocimiento más que los sentimientos el que me llene, ya que no siempre puedes prever el resultado, así que prefiero sentirme vulnerable al conocimiento, más que a lo emocional.

AVV: Mapear, geolocalizar…¿crees que es fundamental en nuestros días y que la ciudad es mucho más eficiente con el uso de las nuevas tecnologías?

MH: Creo que es vital mapear, pero sería incluso más preciso registrar. La base está en asumir una condición de vivencias beta, es decir, disponernos a un proceso de análisis y síntesis que provoquen una condición de constante cambio e innovación. Creo que es una condición de la ciudadanía responsable, sobre todo asumir la ciudad como un ser vivo.
Las nuevas tecnologías han permitido muchas facilidades para ésto, desde la posibilidad de una lectura de capas en la cual estoy convencido de que internet ofrece condiciones utilitarias que permiten reemplazar lo que antes resolvíamos de manera diferente;pasando por la geolocalización, su facilidad de registro, llegando hasta la ubicuidad que nos permite una verdadera presencia en distintas locaciones de manera simultánea. Eso sí, con mucho cuidado de tendencias que se amparan en marcos tecnológicos para generar mayor consumo, como siento que es el empuje más potente de las smart cities.

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AVV: ¿Cómo se contruye un mapa sentimental?

MH: Considero que un mapa sentimental es algo más que la geolocalización de sentimientos. Es un ejercicio de doble partida.
Por un lado, el individual, que parte de un propósito interpretativo del paisaje; este mero hecho deja de lado el hedonismo urbano y considera a la ciudad, la cuestiona y permite proyectar dinámicas de cambio. Por otro lado, está el social, que es generoso y enriquece el tejido social urbano permitiendo encontrarnos con los demás vecinos en lazos muy entrañables, compartiendo sentimientos y escenarios. Ello une mucho y genera sinergias muy enriquecedoras. ¡Pero hay más! Un mapa sentimental implica un proceso de sinceridad y desviste tanto a la ciudad como a las personas. Sabemos que hablar de nuestros sentimientos es íntimo y nos cuesta. Imagina el hecho de registrarlo y compartirlo. Vivimos en una sociedad dominada, cada vez más, por el miedo; y tornarnos vulnerables nos atemoriza más, si cabe. Contar nuestros sentimientos nos descubre , nos desenmascara y evoca un pudor que no siempre tiene el poder frente a nuestras máscaras. Lo mismo sucede con la ciudad y nuestras percepciones, las enmascaramos para defendernos y ser menos vulnerables. Pero cuando somos capaces de ver ese mapa los resultados son asombrosos, yo diría, casi sanadores. Perdemos miedos y eso genera estados reales de bienestar y, yendo más allá, el ejercicio mismo provoca un efecto de espejo que permite que nos veamos por dentro y visualizar cómo nos reflejamos en los otros, en los escenarios, en la ciudad, su ecosistema y en tu propio interior.

AVV: ¿Qué papel debe desempeñar el ciudadano?

MH: Todos los papeles de la ciudad. Para empezar debemos convencernos justamente de esto. La ciudad es nuestra, es nuestro hábitat y a la vez somos parte de ella. No existe condición ajena ni de bienestar ni de malestar urbano en la que no seamos cómplices; pero esto es de nuevo un acto de conciencia del que depende que nos empoderemos de ella como primer factor para empezar a actuar. Los tiempos han cambiado y los ciudadanos que exigían sus derechos a una administración a costa de estar al día en sus impuestos cada vez son menos, el ciudadano nuevo es pro-activo, es un prosumer y ha dejado de lado la pasividad simple del consumo de ciudad para proponer; necesita hacerse sentir “construyendo ciudad” y que sus propuestas sean parte integrante de un nuevo hábitat urbano; que sus deseos, sus sueños y sus sentimientos sean parte del paisaje urbano y, por tanto, de su cotidianidad.

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AVV: Psicogeografía y urbanismo, ¿dos conceptos enredados?

MH: Totalmente y mucho más de lo que los urbanistas han aceptado hasta la actualidad. La geografía, la sociología y la biología urbana han sido capaces de explicar todos los peros, defectos y fracasos del urbanismo. Han mostrado no solamente que de seguir con el modelo retrógrado del urbanismo sobre la base del consumo nos haría acabar con el planeta, sino que dentro de esos espacios marginales casi despreciados por el urbanismo académico, como la ciudad informal, está la clave del sostén fundamental de las ciudades; nosotros, las personas, nuestras redes y nuestro conocimiento común. Es de esto de donde podemos aprender y de donde podemos generar un nuevo urbanismo.

AVV: ¿Son catalogables los sentimientos?

MH: Creo que sí, aunque tienen bordes múltiples, complejos y difusos que se van entremezclando. Entiendo que hay tendencias que hablan de seis sentimientos básicos de los que se derivan los demás, pero otras también hablan de siete u ocho. Yo prefiero ser menos purista y más inmediato. A veces creo que hay shortcuts (atajos) que funcionan mejor que las definiciones académicas sobre los sentimientos y que son distintos de unas personas o de otras. Por ejemplo, en mi caso son los olores como estímulos y los recuerdos como sensaciones; luego, hilando más fino, siempre defines sentimientos aunque cueste precisarlos.

AVV: ¿Cómo definirías Patrimonio Sentimental?

MH: Para empezar lo dividiría entre individual y colectivo.
El individual es la materia emocional con la que estamos hechos y se cimienta de manera temprana bajo muchos factores: el ambiente familiar (más próximo o cotidiano) en el que crecemos (sobre todo los primeros años); nuestras relaciones más cercanas, pero no creas que estoy hablando de relaciones simplemente emocionales personales, sino que es una amalgama de estímulos; son sonidos, olores, personas, paisajes, colores los elementos compositivos de la tramoya de los escenarios de nuestros primeros actos.
El colectivo está hecho de la misma materia pero en dimensión urbana, porque es la ciudad el espacio de la puesta en común de los elementos individuales que narraba antes. Es complejo pero a la vez exquisito. Es lo que hace ciudad y nos hace seres sociales enriqueciendo los espacios urbanos.

AVV: Conservactivando y recuperando la memoria para construir desde el presente. ¿Lo crees importante para el futuro?

MH: Sin lugar a dudas pero ¿qué conservar, ¿qué recuperar? ¿qué activar? Las respuestas definirán hacia donde vamos y lo que seremos en un futuro. Creo que es el espacio de menor consciencia en la clase política involucrada en las decisiones de carácter urbano.
Podemos ir en el otro sentido: ¿qué ciudades queremos tener mañana? Y en las respuestas tendrás muy claro qué hay que recuperar, conservar y reactivar.

AVV: ¿Y si imagináramos un centro urbano que se rige a través de buenos sentimientos? ¿Sería ideal una ciudad de estas características?

MH: Es complejo responder esto porque el ser humano está hecho de materia básica para sobrevivir y lo hace por naturaleza individualista. Sólo en conciencia social nos volvemos generosos, sólo cuando sabes que en colectividad eres más que la suma de las partes aprendes que merece la pena y es esa dinámica la que genera buenos sentimientos. Los centros urbanos están ahí, siempre los vemos más como infraestructura física vetusta antes que como escenarios de un proceso social como el que narro; por ello, las actividades que pueden sostener un centro urbano son la dinámica que suma o crece en el tejido social y son la base de cualquier centro urbano deseable

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Entre mashups y derivas (I)

Hace algún tiempo procuro congeniar dos elementos básicos de mis intereses.  Por un lado las derivas como método de análisis del entorno y por otro, la instrumentalización digital como paso de la hibridación físico digital.

Existen muchas formas de llevar a cabo una de las tareas más importantes de las derivas.  El registro.  Pero he descubierto que «la manera» como esto se lleva a cabo, luego tiene mucho que ver, tanto con la asociación de elementos que consideramos al momento de analizar resultados, como evidentemente, con las reales prestaciones del sistema, vamos!!!que no todo sirve para todo y que algunas vienen mejor para ciertos opciones específicas.

En este post he querido empezar mencionando algunas de las que he utilizado e ir matizando una que otra característica, que de manera particular me han sido singulares.  Espero posteriormente ir haciendo otras entradas para describir la asociación de las características y prestaciones con los resultados.

Una de las las formas más cotidianas de mi registro han, sido las APP´s disponibles para entrenamiento deportivo, muchas de ellas tienen alguna categoría que no necesariamente se asocia a un deporte en concreto, de no haberla, se puede usar la «caminata».  He enlazado la Deriva del Cabo de las Huertas y las torres de vigilancia usando sports tracker.  He mudado mi actividad de endomondo, puesto que esta no permitía adjuntar fotos tomadas desde el dispositivo en tiempo real y geolocalizar la imagen, cosa que sports tracker si que lo permite.  Los impedimentos ahora son otros, que igualmente me parecen importantes de puntualizar.

Aunque sports tracker permite hacer imágenes que quedan geolocalizadas y permite la exportación del archivo, el problema es que lo exporta en .GPX, extensión esta que es muy común entre los dispositivos de localización GPS, pero al momento de importar a google maps te admite archivos .CSV  o .TSV, lo que no es mayormente complicado puesto que existen plataformas online como kml2gpx.com o gpsvisualizer.com que transforman los archivos, pero al momento de importarlos, por ejemplo, desde maps engine (googlemaps), este solamente te permite rutas de 100 nodos y pasado esto se convierte en «premium», es decir que tienes que hacerte de pago (€ 4.00 al mes) para poder subirlas.

Por otro lado, ésto para mostrar que cada plataforma tiene su modelo de negocio, está claro que todas las herramientas que usan la api de google, lo que hacen es «mostrarla» pero que al momento de exportar, no te dejan llevarte los datos generados por ellos, es decir que ese es su negocio, tanto la visualización, como el servir de plataforma P2P, es decir que para ver mis derivas (en este caso) es necesario «ser mi amigo»…que en realidad no es serlo, sino más bien «compartir» la misma herramienta que uso…dicho de otra manera, generar comunidades alrededor de las aplicaciones, por esta razón en la incrustación que se muestra anteriormente no aparecen las fotografías adjuntas en la deriva, pero si sigues este enlace, entrarás a la plataforma misma y se pueden ver.

siempre nos queda la opción de maps engine (googlemaps), pero estoy convencido que al automatización de ese tipo de proceso…de «carpintería menor» como son justamente los procesos de trazabilidad de la ruta, es decir que los datos de los dispositivos sean capaces de ir registrando nuestro movimiento mientras lo realizamos, nos permiten concentrarnos en otras tareas propias de la deriva que un su último punto debería permitirnos abstraer de cualquier distracción a fin de permitir que intuiciones propias sean capaces de guiarnos.

Optando por las la tendencia más «open«, que prefiero y me gusta mucho más, porque incluye valores como el compartir, la innovación y el desarrollo como estrategias de la generación tanto de contenidos como de nuevos modelos de emprendimiento profesional y formas de remunerar investigaciones; quiero sugerir o comentar que me siento mucho más cómodo usando Meipi, una plataforma sencilla que con cuatro categorías permite la construcción de mapas colaborativos  que están muy bien, se permite la jerarquización de un administrador y colaboradores y un espacio bastante rico, para incrustar tanto imágenes como textos, es decir que cada punto geolocalizado se convierte en un post que puede ser muy enriquecido con imágenes, enlaces y muchos más datos y no dejaré de comentar que el conocer y tener de cerca a los creadores y gestores del proyecto siempre da una confianza particular, aunque sé que eso sea realmente coyuntural.

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Por otro lado, si preguntamos a los expertos y programadores, muchos coinciden en que Ushahidi es la mejor, dentro de mi experiencia debo confesar que para mis propósitos ésto me desborda, entiendo que para mashups instalados y construidos para una aplicación concreta es la mejor.  Tiene una versión «online» que permite crear mapas, con entradas y etiquetación múltiple.  Muchas app`s de prestigio y aplicaciones de open goberment la utilizan.

Está la opción «cool» y obviamente de pago,  francamente todas las herramientas que te permiten un Demo de 15 días gratuito empiezan por impresionarme en un sentido algo «corto» respecto a la consideración de la importancia que dan a su modelo de negocio.  Sé que puedo equivocarme, pero desde la perspectiva de la investigación, no termino de hacerme a la idea de que el fin último de desarrollo de herramientas digitales sea meramente comercia, sin embargo, hasta donde puedo verla, sin pagar,  es una interfaz bien diseñada que además ofrece múltiples servicios, cuida su comunidad y continúa en la investigación y desarrollo.

What if es una herramienta a la que le tengo especial cariño, sobre todo a what if Alicante, puesto que estuve muy cerca de los primeros experimentos de uso.  El desarrollo fue llevado  a cabo por la  agencia de arquitectura Ecosistema Urbano, los mismos que luego la liberarían con una licencia GNU.  What if es un tema de wordpress, esta asociación es ideal, puesto que simplifica mucho la instalación, de hecho la hemos utilizado en más de un proyecto, con diversos resultados, destacándose para mi el ejemplo de la imagen, proyecto que particularmente supimos customizar la herramienta para un mapeo activo de contrucción identitaria y participativa, pero es infinitamente práctica y creo que tiene una gran posibilidad de customización.

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Finalmente me es imprescindible recordar que quedan los métodos de construcción integra de aplicaciones de geolocalizaciones y redes, dentro de esto, mi experiencia ha sido cercana a todas las aplicaciones que ha desarrollado Orsieg, y en las que o sobre las que periódicamente las hemos comentado tanto de cara a sus siguentes pasos de desarrollo, cómo a elementos incluso de forma y expectativas de propuestas en las que colaborativamente trabajamos.  Dentro de éstas debo destacar que mi aunque mi punto de vista e interés se enfoca mas en lo que los mapeos colaborativos urbanos pueden suponer para el análisis de la ciudad, percibo que la tendencia de Orsieg es algo más genérica, puesto que parte desde lo que implica la semántica y las múltiples posibilidades de visualización de folksonomías para luego llegar a las aplicaciones temáticas que cada proyecto demande.

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Tematizar no es hacer urbanismo

Francamente no sé muy bien por donde empezar este post;  en principio considero ético, últimamente, el narrar ciertas reflexiones que me vienen a propósito de lo que voy entendiendo de las dinámicas urbanas.  En ese, tengo muy a flor de piel dos ciudades de naturaleza emocional y conocimiento real, que se confrontan a día seguido en mis imaginarios, mi crítica y en mi cotidianidad.   Una es mi ciudad natal y donde he ejercido la arquitectura y otra es mi ciudad de adopción y en la  que estoy pudiendo experimentar un cúmulo de reflexiones producto de mi experiencia y mis investigaciones.

Hace algunos  años, he presenciado como la administración de Alicante ha dado muestras continuas e insistentes, no solamente de la falta de criterios técnicos de actuación sino además, de una ausencia casi total de conocimiento de políticas de intervención urbana;  y digo «políticas», no como ese sentido de accionar que el urbanismo académico nos sugiere, tampoco con esas medidas que el sistema neo liberal nos impone, sino más bien como una sinrazón de quehaceres que son más bien producto de la improvisación y la «buena idea» antes que de una intención, aunque sea de equivocarse y hacerlo mal, aposta, con el consuelo de producir en la ciudad una suerte de laboratorio de errores urbanos.  Vamos un folklorismo total.

La calle San Francisco ha sido peatonalizada, aunque no se bien si llamarle «tematizada», puesto que hay quien argumenta el que se ha «procurado» establecer un parque infantil.  Parecería también que el propósito ha sido «unir» de manera peatonal dos zonas de marcado comercio de la ciudad.

Importante matizar, que me referiré a la intervención en la ciudad, más no al proyecto en sí mismo,  aunque de antemano debo matizar que el tratamiento temático y estético, me parece poco creativo y con una descontextualización absoluta.  Basta preguntarse ¿qué hacen unas setas en Alicante?.  La única respuesta posible es la de que de manera superficial se considere que los parques infantiles pueden tener cualquier temática, sin importancia de proponer un elemento que genere una recuperación cultural (que mucha falta hace).   Se me ocurre—como mucho se bromea en la ciudadanía—que se podría por lo menos haber argumentado una financiación de los propietarios de los derechos de los pitufos, que francamente para la escasez de recursos que viven las administraciones, hasta se habría entendido, pero no se habría justificado la inversión, en función de las prioridades de la ciudad.

¿Que el problema sea de gusto por las setas?.  Pues no.  No es un tema de gusto y explicaré a continuación las razones por las que considero que este proyecto solamente remarca una forma de actuación que es una manera de entender la ciudad, que puede ser cualquier cosa, menos una intervención de revitalización urbana, como se le ha calificado.

Además y como ejemplo, si que argumentar que el tema de la fachada del Casino de Alicante si que es (o fue) un problema de estética.

Alicante es una ciudad con una conflictividad urbana muy seria, tema muy complejo  y difícil de explicar en un post, aunque me apetece muco hacerlo, pero solamente tocaré un par de elementos que conciernen .  

Una ciudad no-capital administrativa, que ha hallado su supervivencia bajo el amparo del Turismo, feudo por más de una década de la derecha más recalcitrante del país, feudo de negociados, casinos, y el prototipado del modo de verano y el vivir por encima de todas las posibilidades.

Aunque hay otra ciudad, una que ha acogido a inmigrantes desde hace mas de 2000 años, una ciudad de intercambio de productos entre mar y montaña y con las huertas propias destrozadas, tierra privilegiada por la naturaleza del paisaje y con riquezas aún cautivas gracias a la miopía que genera el dinero fácil.  Una ciudad con elementos propios de una identidad que están guardados en el más de un centenar de refugios de la guerra.

Pero sobre todo una ciudad, como conglomerado social, víctima por décadas del silencio que le impone la tolerancia y ciega de los verdaderos conceptos que llevan a la convivencia.

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En este marco y en este entorno, esta misma ciudad es presa de cualquier improvisación.  Justamente como la de la calle San francisco.  Intervenir en un centro histórico urbano, implica empezar pensando en la gente y en las dinámicas que sostienen a la ciudad como actividades cotidianas, no solamente productivas.  La ciudad y los centros históricos en general, no son solamente «presas» de la inversión inmobiliaria u otras iniciativas que generan dinero.  Son también la casa de muchas personas, son el escenario de transito  de otros, son sobre todo parte de la ciudad donde Vive gente que no solamente piensa en pasearse o comprar.

Una intervención urbana debe empezar por enmarcarse en un plan más amplio, el mismo que debe ser parte de un plan general, el mismo que debe albergar un concepto u intención de ciudad, la misma que debe…sino ser impulsada…ser aprobada en lo más profundo de la ciudadanía.  Sino no funciona.

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Una intervención urbana debe tomar en cuenta, que la inversión, sea cual fuere, no debe procurar una justificación en un retorno económico, puramente;  a largo plazo si, y es posible medir, pero a primer inicio debe sobretodo justificar unas intenciones y una propósito de gestión social, el intervenir se justifica desde la naturaleza más simple:  hacer algo distinto para estimular a que suceda algo distinto.  La inversión urbana no es adornar una calle para que la gente se haga fotos y parezca que se vende más.  Los resultados últimos no se pueden enmascarar, sino, pasen a cualquiera de los locales de la zona y pregunten si la «tematización» de la calle les ha implicado algún tipo de mejoría que merezca la pena.

 

La estética odiada o Guilty pleasures (o estética urbana)

¿Dónde se aloja la fealdad?

¿os ha sucedido que muchas veces hay temas de los que prefieres no hablar?.  Aquellos que cuando se los toca, sientes algo así cómo una vergüenza ajena?

El ingles, tiene cosas curiosas,  una de ellas es que muchas veces logra definir cosas que en español no tienen un nombre específico, me estoy refiriendo a lo que se suele llamar Guilty Pleasures, traducido como «placeres culpables», aunque su sentido, no tan estricto, creo que es bastante más amplio, dónde es bastante ilustrativo es en la música, aquella que nos rodeaba de niños, la que escuchaban nuestros padres.  No la escogimos, pero cuando nos damos cuenta es parte de nuestra estética,  nos es totalmente familiar, tanto y tanto que es parte de nuestra cultura,  Pero  es también parte de nuestra cultura ese YO que quiero proyectar, ese «uno mismo» que construimos  y en el que ocultamos lo que no se ve bien socialmente.

Algo muy similar ocurre en el espacio urbano, está la ciudad oficial, esa ciudad de los catálogos de las divisiones de turismo de los ayuntamientos y está la otra, la ciudad informal, de la que últimamente estamos aprendiendo mucho.   Dentro de esta ciudad informal, me interesa mucho tanto las dinámicas que la conforman cómo los resultados que se logran…que muchas veces casi de manera espontánea surgen como resultado de procesos no planificados.

Hace poco participé en una convocatoria interesante.  La Asociación de vecinos del Barrio del Pla, en Alicante, convocó a un concurso de fotografía sobre vacíos urbanos y espacios degradados.  Mi propuesta la podéis encontrar en este Meipi, una colección de fotografías producto de derivas urbanas en la zona.  las clasifiqué en cuatro categorías que corresponden a las siguientes definiciones:

Cicatrices urbanas

«Tiritas» Imagen: @mariohidrobo

Nombre que tomé prestado de Diana Piñeiro, con quien con algún tiempo he intercambiado comentarios y criterios acerca del estado y la apariencia de las «medianeras» en los solares en desuso, en medio de barrios consolidados.  Pero el nombre de cicatrices urbanas, destaca de manera gráfica y muy sensible cómo «aféan» los solares de estas características, pero en medio de esa fealdad, se constituyen en una oportunidad inmensa por explorar, desde las posibilidades de uso en proyectos low cost, hasta la constitución de lo que podría ser una red de oportunidades urbanas, obviamente pasando por una reflexión de la ciudad como un espacio de aprendizaje y las definiciones morfológicas que sugiere.

Miradas al cielo

«balcón» IMAGEN: @mariohidrobo

Este es un espacio de reflexión que nació en el interior de las «casas de patio» del centro histórico de Quito, cuando luego de muchos momentos de penumbra tienes la oportunidad de «mirar el cielo», generalmente con un incomparable azul cielo, ese momento de aire, de horizonte con sabor a infinitud, que lo volví a echar de menos en Madrid cuando me di cuenta que el cielo era en gran medida el único espacio de amplitud urbana que te permite «fugar» la mirada en las ciudades densas y compactas. Esta reflexión plantea una mirada distinta a los pozos de luz y cómo la ciudad o el espacio exterior se infiltra en la densidad urbana.

Maquillajes urbanos

«bmw» IMAGEN:@mariohidrobo

Quise definir así a pequeños elementos cotidianos, sobre todo de arte urbano y más escenografías, muchas veces involuntarias, que se encuentra en el entorno urbano y que caracterizan zonas y sectores con una huella de identidad.  Creo que estos elementos son parte muy importante que hablan y definen una estética y en gran medida una forma de expresión de la cultura de las personas que habitan la ciudad.

Centro Histérico de Quito

Hace ya 6 meses que dejé Quito.  Cuando estaba ya casi de salida tuve la desagradable noticia de escuchar muy de cerca que se estaba discutiendo acerca de las posibilidades de ciertos derribos en el Centro Histórico.  Mi permanencia allí me dio para salir en un momento en que de rumor se estaba convirtiendo en fatal decisión y empezaban a darse opiniones de toda índole.

Este tiempo me ha permitido, en cierta medida, presenciar una evolución de la circunstancia en los medios pero sobre todo en la realidad, puesto que se han iniciado ya. Esto, junto con el hecho de haber tenido la oportunidad de trabajar considerablemente dentro del Centro en temas relacionados con Casas, Edificios y monumentos en procesos de recuperación, han tocado muchas cosas dentro de mi, que me han permitido sentir una necesidad de comentar  mi opinión al respecto.

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El Centro histórico de Quito ha tenido muchos momentos y estos no han empezado cuando es declarado patrimonio de la humanidad, título otorgado por la UNESCO y que al ser así son ellos quienes tienen la competencia sobre ese juicio.  Los momentos de Quito, y esto lo saben de sobra quienes conocen a la ciudad de verdad, están inevitablemente relacionados con una complejidad urbana que poco tiene que ver con un monumento. Me refiero en concreto al alma mismo de toda urbe, su población, y mas aún a unas decisiones que salen de toda normativa, de toda dirección y especialmente de toda planificación y que corresponden a los procesos sociales y las relaciones de la ciudad como ente físico en función de dichos procesos.

Las autoridades, pasajeras siempre, tienen competencias, hasta hoy estructuradas por los procesos de elección y sobre ellos las responsabilidades de los ciudadanos, votantes o no.  A favor o en contra.  Competencias estas — decía — que permiten a los mandatarios tomar decisiones, mas o menos pensadas.  Al menos así quiero entender y que se atañen a interese, como no puede ser de otra manera.  La licitud de estos intereses es tema de otra discusión, pero que no dejan de lado la legitimación del accionar social.  Menos aún en un País, Ciudad o conglomerado social que ha sido capaz de cambiar 7 presidentes en 10 años (1995 – 2005).

Desde ese punto de vista, la discusión en si misma me irrita, puesto que no veo que se camine por una senda que conduzca a un proceso de madurez ni en la toma de decisiones (asunto de las autoridades) ni en lo profesional (asunto no solo de los arquitectos) ni en lo social (asunto de todos), que implique aciertos.  Aunque soy franco en reconocer que esto solo se lo puede juzgar»a toro pasado» y en los proceso urbanos creo que esta índole de decisiones lleva, como poco una década.  Para muestra un botón.  Si

recordamos el Centro histórico de Quito antes del terremoto de 1987, recordaremos claramente que hubo un antes y un después de él, sobre todo en la temática de la recuperación patrimonial.  Para entonces la ciudad llevaba ya nueve años como Patrimonio Cultural.

La discusión se ha salido de todo:

La multiplicidad de competencias, Municipio, Ministerios (mas de uno), institutos (competentes o no); gremios profesionales (incompetentes muchos, puesto que no han llegado a resultados, unos, y otros ni siquiera emiten posiciones por temor a herir compromisos políticos), entre todas las autoridades parecían niños hambrientos arranchándose panes, apariencia desagradable, «máxime» si tomamos en cuenta que no son niños, que deberían tener la madurez para afrontar profesionalmente una posición de esa naturaleza, pero también porque ello mismo ponía en manifiesto el desconocimiento del alimento, para el caso, entiéndase «el tema» .  No se trataba de panes, sino probablemente de un tesoro que evidentemente si se degrada, será porque eso ha sido el resultado de su esfuerzo.

Pero sobre todo y lo que mas me llama la atención ha sido ver a una población impávida, discutiendo en redes sociales, medios de comunicación y toda posibilidad de voz, aspectos tan banales cómo la belleza y la fealdad, cómo los aciertos o desaciertos de profesionales que «descansan en paz» y que intervinieron el centro hace mas de medio siglo, evidentemente, cuando el hombre aún no llegaba a la luna, cuando Kevin Linch apenas estaba elaborando los estudios que le llevarían a publicar en el MIT  la imagen de la ciudad,  Pero sobre todo, el mismo Centro histórico de Quito, no había atravesado los momentos y las circunstancias tan importantes en cuanto al reconocimiento de su patrimonio que se dieran desde los noventas en adelante;  procesos difíciles y duros que no terminan de consolidarse debido a la ignorancia de los políticos, o profesionales oportunistas que con intereses individuales siempre, han manejado un botín de ambiciones para conducir los proyectos a sus arcas personales, cosa que he visto suceder en todas las administraciones a las que ha tenido cercanía.

Es fundamental la investigación histórica, como principio esencial del valor evolutivos de las urbes y buenos profesionales no han sido insensibles de estos valores en Quito.  Recuerdo con mucho agrado las investigaciones de los asentamientos pre hispánicos y la reconstrucción de las quebradas originales de Inés del Pino o el estudio la Ciudad y los otros, por Eduardo Kingman, donde se estudian la salubridad del la ciudad y sus connotaciones políticas…si es que hablando de conocimientos y estudios  serios se podría no terminar.  Hay quien ha hecho conocimiento y quien ha hecho negocio, pero entre los unos y los otros el futuro de la ciudad no es prometedor, pero esto no es una calamidad de los malos profesionales, sino una debilidad que la sociedad Quiteña ha permitido y que por tanto en mayor o menor medida es artífice de ella.

Hoy en día está reconocido a nivel global, las sinergias sociales como elemento fundamental de la intervención de centros urbanos.  Esto si bien no es una novedad, siguen en las reflexiones de las autoridades primando la imagen política, la apariencia y el negocio de un círculo reducido, pero lo que creo que es más grave, es que esto no es un accionar ya de intereses, sino que ahora a la distancia, empiezo a entenderlo como un elemento esencial de la identidad Quiteña.

Finalmente y para resumir, no condeno ni considero un sacrilegio el derribo de los edificios en el Centro histórico de Quito. Por sobre todo considero una debilidad ciudadana, el haber permitido que sin un debate adecuado, la ignorancia de autoridades endebles no hayan permitido a la población misma deliberar y llegar a proceso de empoderamiento y toma de decisiones;  Me parece muy triste el haber gestado una intervención de tal importancia, desde la prepotencia y el abuso poco inteligente del poder, eso por sobre todo explica los pocos criterios contemporáneos de intervención en centros sensibles.  Deja ver también, la muy reducida comprensión de las dinámicas sociales sobre el entorno construido y la casi nula comprensión del paisaje urbano como elemento articulador de imaginarios, y estos como elementos fundamentales del sostén y cultivo de la identidad y por tanto, la ignorancia absoluta de los procesos  reales de sostenibilidad de un espacio patrimonial.

Solo espero que el costo que el Centro de Quito en si mismo pague por este error, sea el que precautele de mayores, pero temo equivocarme.

 

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En un momento inicial, tenía algún temor de publicar o contar…narrar algo más de este proyecto, puesto que existía implícita una clausula de confidencialidad.  Esta es la razón por la que, los otros post que corresponden a esta etiqueta – proyecto, ha debido ser, más bien una narración tangencial, diría yo, pero ahora que tengo más clara y firme la diferencia entre los productos entregados como resultado del proyecto, a los que hacía referencia dicha limitación, y mis reflexiones, tanto en lo humano como en lo profesional, se me hace más ligero el poder expresarlas y creo que con un afán sobretodo de frescura en la narración creo que es mejor hacerla desde lo anecdótico y lo cronológico.

La legada del tren.  Julio Cesar Condo.  Artista plástico de Alausí
Julio Cesar Condo

El proyecto se inicia ganado por concurso con el despacho con el que he compartido la mayor parte de mi experiencia profesional, López y López arquitectos.  Estudio con el que trabajamos en intervenciones en el patrimonio Arquitectónico de Quito.

Las bases de convocatoria, demandan una intervención arquitectónica y urbanística del llamado «eje de identidad del tren».  Definido como la trayectoria de éste, a su paso por el interior urbano de la ciudad de Alausí, (provincia del Chimborazo, Ecuador.) procurando la creación de un entorno que fomente el emprendimiento identitario y la puesta en valor del patrimonio.

En la elaboración de la primera etapa, la de estudios previos, encontramos varios elementos importantes:

Un fuerte componente histórico, que marcan un antes y un después de la ciudad con el hecho de la llegada del tren.  Lo que se ve reflejado tanto el una morfología urbana.  La ruptura de manzanas en damero, por el trazo del tren, elementos más identitarios e intangibles, como la lógica de la celebración de fiestas, desfiles y otros eventos cívicos, ritualísticos e incluso elementos simbólicos, un parque principal carente de   la simbología típica de los poderes en la plaza principal, que suelen estarían, mas bien, representados en la estación del tren y una plaza – tianguez – feria, que representaba el poder comunitario y la esencia de la dinámica que proporcionaba el flujo del tren, en cuanto a generador de tejido social, cultural y económico.

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La Av. 5 de Junio y casona municipal hacia 1900, con el mercado-tianguez en la calle

Un elemento adicional, proporcionado por la demografía, que marcaban una población estudiantil superior a la población urbana, fenómeno generado por la cantidad de estudiantes de zonas sub urbanas, mayoritariamente campesinas e indígenas.

De lo anterior, una determinada condición de relatividad de la población urbana (4500 hbts)  frente a la población campesina (50.000) asentada en un entorno inmediato y para quienes, dentro de un marco diferenciativo de condiciones culturales, (urbana, mayoritariamente mestiza y rural mayoritariamente campesina e indígena), lo urbano como elemento simbólico, tenía una representación diferente dentro de su cosmovisión, elementos culturales, pero sobre todo en los imaginarios.

El Escenario se nos transformó de una puesta en valor del patrimonio a una pugna por elementos de superviviencia e intercambio socio-cultural, con riesgos de vulnerabilidad urbana y con fuertes carencias de oportunidades y medios de producción.

En este escenarios, pudimos reconocer que los espacios en los que los encuentros sociales eran libres de prejuicios y de manera coincidente en valores y conexiones sociales estaban alrededor de dos ámbitos, los niños y la juventud, y la naturaleza, por esta razón intuimos que estas temáticas debían estar presentes de manera potente dentro de la propuesta.

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La propuesta consistió en un sistema híbrido de intervención en el patrimonio.  Desde lo material y tangible: interviniendo el patrimonio arquitectónico y urbanístico con un fuerte énfasis en la memoria, retomando elementos muy sensibles del pasado, en todas las escalas de intervención: traza urbana, Naturaleza, paisaje, color, además de una puesta a punto de infraestructuras que iban desde alcantarillado y agua potable hasta wifi en espacios públicos.  Desde lo intangible, se procuró crear espacios para permitir el encuentro y el dialogo, dotar instrumentos que permitan una construcción abierta y participativa de la identidad y de la gestión del patrimonio.

Como espacios particularmente satisfactorios y agradables dentro de lo que fue la toma de decisiones, recuerdo varios los iré narrando, no necesariamente al azar ni cronológicamente, sino más bien en un orden aleatorio que permita sentir y ver como aquellas experiencias se han quedado ancladas en mi imaginario…pero eso será para un post con cada uno.

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(1).

Home has nothing to do with hearth, and everything to do with a state of mind; that one man´s home may be his compatriot´s exile; that home is, finally, not a physical place, but role and the self we choose to occupy”.

Pico Iyer

(1).

“La casa no tiene nada que ver con el hogar y todo que ver con un estado mental, la casa de un hombre puede ser el exilio de su compatriota. Esa casa finalmente no es un lugar físico sino un rol que elegimos ocupar”.

Pico Iyer

Mucho tiempo he pensado en el viaje y creo que mucho más viajando dentro de la ciudad y esto que tiene poco que ver con hacer una maleta, pasar horas en un no lugar, llámese aeropuerto, llámese estación de autobuses o trenes, o finalmente terminal…Que curioso!!!…a veces partimos…empezamos, desde “la terminal”. Un edificio que se llama igual que uno de los estados médicos más cercanos a la muerte. Tal vez porque intentamos que allí muera algo, para que un otro “algo” nazca.

Cuando he intentado definir que es un viaje me he sentido totalmente alejado de la idea de «la escapada». La gente se «escapa» de fin de semana, se da una “escapadita” a sitios que están en películas, donde hay montones de personas haciendo lo más cercano a nada.

(2).

«En latín, salida se dice exitus, que los ingleses tradujeron por exit. La inteligencia conduce al éxito.
Ese mismo idioma (…) tiene un verbo, stupere, que significa quedarse quieto, inmóvil, paralizado y, en sentido traslaticio, mentalmente detenido como delante de un cartel que dijera stop.
De ahí deriva la palabra estúpido: hombre que permanece entrampado por un problema sin atinar con la salida (…)”

                                                                                                          Marco De Nervi

“Salida”. Seseribó, Quito. Ecuador. imagen : @mariohidrobo.

Rompemos nuestro estado de quietud y nos disponemos a la incertidumbre que nos depara tras las paredes o puertas.

La etimología de “viaje”, nos conecta con vía (camino), lo que generalmente nos insinúa un “desde” y un “hasta”.

“Se hace camino al andar”. La Coruña, Galicia. España. Diana Piñeiro ( @carabiru )

Especulando entre esos límites, encuentro que en medio nos queda el “viaje”, el espacio, la línea (no necesariamente recta) que las une.

El inicio que se marca en la casa, la protección y la seguridad de nuestra intimidad, como somos y como vivimos paredes adentro.

Fuera, está la incertidumbre del azar, la sorpresa, la disponibilidad a verse deslumbrado o sorprendido por el descubrimiento que implica lo impredecible del camino, la calle, el exterior, la aventura.

(3).

(…) Estos elementos significaban una experiencia intensa, Libertad, nuevas relaciones humanas, sobre todo una nueva experiencia del paisaje”.

John Brinckerhoff Jackson

“Fartura”. O Carballiño. Galicia. España. Diana Piñeiro, @carabiru

Mi experiencia como emigrante me ha permitido andar y vivir en “otras ciudades”, en donde he descubierto que la misma metáfora casa – camino se puede aplicar a la ciudad natal – ciudad nueva.

(4)

Desplazarse en el paisaje implica una puesta en escena (…) desplazarse….movimiento generación de espacio.  Implicarse en esa puesta en escena mediada por la memoria (…) esa mediación es una construcción cultural”.

Olafur Eliasson

“Santa Faz”. Alicante, España. imagen Laura Gea M. www.lauragea.com

En la observación de ese entorno nuevo, construido, natural… se puede encontrar nuevos roles, nuevos actores, pero sobre todo se reconocen distintas estrategias de sociabilización, distintas reglas de intercambio y distintos productos de intercambio. Se percibe además una forma distinta de relacionarse con el paisaje.

(5)

«la vida de la ciudad depende de la dispar interacción entre desconocidos, que produce un cambio en la conducta individual».  

Steven Johnson

Es allí justamente en donde encuentro un ejercicio de construcción de identidad, en ese mediar entre la memoria, y esa nueva lectura del paisaje. Lo que queremos (…y no) aceptar como una nueva experiencia, en la que nos vemos cautivados, seducidos muchas veces, por algunos elementos que para otros (natales) son parte de su patrimonio.

(6)

Se vive un momento en que la calle vuelve a ser reivindicada como espacio para la creatividad y la emancipación, al tiempo que la dimensión política del espacio público es crecientemente colocada en el centro de las discusiones en favor de una radicalización y una generalización de la democracia.

Manuel Delgado

“15 M”, Alicante, España. imagen:@mariohidrobo

La tarea fundamental del espacio público, lo encuentro en el gesto generoso que provoca relaciones hospitalarias, brinda condiciones para entablar dichas mediaciones, que a su vez se convierten “constructos” culturales, ese ir y venir de los intercambios ciudadanos en el que priman recursos que son cautivos, a día de hoy, dentro de la sociedad de consumo.

(7)

(…)Todo esto me obliga a mirar la ciudad no tanto como el ejercicio de los sectores dominantes sobre el pueblo inerme, según distintas apreciaciones marxistas que han descubierto prácticamente en su totalidad la estructuración simbólica de la ciudad, sino como el lugar del mestizaje y del encuentro cultural. La ciudad mezcla hábitos, percepciones, historias, en fin, “culturas haciéndose como costuras “como dice un “escritor español” hablando de la estética contemporánea permeable de lo light. (Salabert, 1988:10)(…)

Armando Silva

 

(1)_Fuguet, Alberto, “Apuntes Autistas”. Ediciones Alfaguara. Santiago de Chile. 2009

(2)_De Nervi, Marco. “La Nación”. Buenos Aires, Argentina, 23 de octubre de 1987.

(3)_Brinckerhoff Jackson, John. “Las carreteras forman parte del paisaje”. Gustavo Gili mínima. Barcelona, España.

(4)_Eliasson, Olafur. “Leer es respirar, es devenir. Escritos de Olafur Eliasson”. Gustavo Gili. Barcelona, España.

(5)_Johnson, Steven. “SISTEMAS EMERGENTES o que tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software».  Editorial Turner. Fondo de cultura económica. pg 87 y cita explicativa nº25 capitulo «en la calle».

(6)_Delgado, Manuel. “El animal público”. Editorial Anagrama. 1999

(7)_Silva, Armando. “imaginarios urbanos”. Arango Editores. Bogota, Colombia. 2006

Aeropuerto entre la función y el patrimonio

Prontamente el Aeropuerto de mi ciudad se irá.  Hay un nuevo, novísimo,  tanto y tanto que hasta aún no tiene carretera propia para llegar a él y estoy seguro que serán muchas más las molestias que las ventajas a causa de esto.

Pero no es lo peor.  A razón de las intenciones de este artículo he buscado imágenes antiguas del edificio original y no he podido encontrar ni una sola, así que me he retado a escribir algo, intentando llegar a quien lo lea con imágenes escritas.  Habrán notado mi cabreo y es porque hay pocas cosas que me molesten más que la incoherencia.  En esta ciudad, «Patrimonio de la humanidad», uno de los conceptos que más se maltrata es ese.  El patrimonio.

Siendo así, mi imaginario tiene más razones para que lo trate con cuidado y con el  propósito de homenajear a la inexistencia digital de imágenes del Aeropuerto Mariscal Sucre «antiguo», les voy a contar lo que ese edifico es para mi:

Hace muchos años, a mediados de los setentas, yo vivía en la calle Mosquera Narváez, barrio crecido y consolidado a mediados del siglo pasado, digamos que en la ciudad moderna.  Mis padres habían comprado una parcela de terreno en un barrio muy, pero muy al norte de la ciudad.  Tan al norte que era «cerca del Aeropuerto».  Campo de aviación, le llamaba mi madre.  Cuando nos mudamos allí,  era el carnaval de 1974, yo entraba a primero de primaria, y mi mujer tenía dos meses de nacida, al otro lado del mundo.

Yo crecí con el sonido del aterrizaje y despegue de los aviones ese ruidito…fuuuffff!!!que con el pasar del tiempo casi y se podían reconocer los modelos.

Recuerdo casi con sabor infantil el día que hicimos excursión familiar para ver la inauguración del sistema de iluminación que dio inicio a los vuelos nocturnos.

Una noche de Sábado de adolescentes fiesteros, con mi amigo Paco, caminábamos hacia un cumpleaños formal, salón de hotel de cinco estrellas, de esos que se hacían en los ochentas. Caía una ligera llovisna, tipica Quiteña de invierno, nosotros con traje, corbata prestada del hermano mayor, y al pasar por el borde norte, casi en el monumento al Labrador, fuimos sorprendidos por un aterrizaje, nos calamos enteros y de la vergüenza de aparecer así al cumpleaños, nos amanecimos charlando ahí mismo y creo que fraguamos una amistad entrañable.

Pocos años después, con compañeros universitarios en ese mismo sitio, escalamos las mallas que dividían la vía publica de la pista, para asaltar de manera popular la revuelta de un golpe de estado y subidos a los tanques de guerra que custodiaban los aviones de combate gritábamos: «soldado Ecuatoriano no mates a tu hermano» y eso fue parte de detener de manera popular lo que pudo haber desembocado en una guerra civil.

cuando fui proveedor de una empresa de publicidad recibimos el encargo de una valla publicitaria con la imagen del avión que llagaba a Quito, luego de saber que era exclusivo dadas las dimensiones de la pista, se nos solicitó que en la valla aparezca el específicamente ese avión, el único que no constaba en el cd de la imagen corporativa de la aerolínea.  Este fue el escenario de la sesión fotográfica más difícil de mi vida, 26 fotógrafos con más de 30 cámaras desplegados para captar el aterrizaje y el despegue de dicha nave.

En el aún pequeño terminal que tenía un espejo de agua interior con piedra negra y pecesitos anaranjados, me interesé por saber quien fue Elia Liut, aprendí a percibir lo que era el carácter en la definición del espacio arquitectónico, pero nada de eso será nunca tan importante como todas las despedidas que viví ahí, todas las emociones de reencuentros con incertidumbres, alegrías, risas y llantos.  Pero sobretodo  en aquel gallinero indecente en el que funcionó la penúltima salida internacional, conocí a la mujer de mi vida, con una camiseta de ONG en una noche ventosa de verano.

Ese es el «campo de aviación» que estará en mi imaginario.

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La ciudad creció, las necesidades cambiaron, se hicieron concursos, grandes ideas y finalmente una gran obra que terminará de matar un hito urbano, más por el  deterioro de las desacertadas intervenciones y la falta de criterio en la planificación que por la seguridad de la ciudad.  Para que nazcan cosas importantes es fundamental que mueran cosas importantes.  El 14 de Marzo iré por primera vez a recibir a mi familia en el nuevo aeropuerto, pero antes, este 19 iré a despedirme de ese edificio, porque el hito estará en mi imaginario como un patrimonio más de mi historia y sé que de gran parte de la ciudad.