Descubrir la ciudad

Nada mejor para conocer una ciudad, que perderse en ella.  Dejar que los pasos intuitivamente orienten el andar y confiar el todo lo etéreo, los colores, el olfato, la gente, el clima y hasta las energías.  Todo lo que media en ese momento es la memoria, volvernos atrás como seres intuitivos para libremente descubrir.