Graphic recording

Hace poco dentro del proyecto Videoterra hice una conferencia,  en la que procuré plasmar una visión de mi experiencia en la arquitectura en tierra pero con la influencia de las demás disciplinas que me ocupan.  La memoria, el Patrimonio,  Internet como un espacio nuevo de intersección entre la cultura urbana y el desarrollo.  Desde esa perspectiva vengo trabajando algunos proyectos con  @NassiPanagiotidi, Urbanista y Graphic recorder, quien tuvo la sensibilidad de trabajar esta imagen que resume la propuesta de la conferencia.

ArquitecturaDeTierra-Mario Hidrobo

No solamente que me apetece compartirla, sino que creo que esta búsqueda de los nuevos formatos de encuentro entre la comunicación, las nuevas tecnologías y el arte tienen una gran perspectiva por descubrir en la sinergia de los nuevos oficios.

«la cosa»

Poner nombre a las cosas es reconocerlas.  Nombrarlas es anular la posibilidad de ignorarlas.

la-cosa

Recuerdo aquellos amigos de la época de estudiantes de quienes cuyo nombre no lo puedes recordar, era porque no destacaban, no se «hacían ver», más allá de un juicio de valor al cómo y al por qué.  Muchas veces recuerdas de ellos alguna anécdota, algún rasgo particular, pero se te va su nombre.

Políticamente, una de las estrategias muy venidas a más es tratar de «complicar» términos a fin de «opacar» su concepto.  Se le llama movilidad internacional laboral a la migración, con ello se intenta matizar un término, aparentemente complicándolo pero realmente ocultando sus razones claras y de fondo.  Es una manera de negarlo.

Conocí una familia a cuyo novio de la hija lo llamaban «Éste».  El chico tenía nombre y apellido, pero todos, la interesada incluida lo llamaban Éste, casi como si de un apodo se tratara, pero no lo era.

En nuestra lengua está reconocida la «media verdad» como una declaración engañosa.

Vamos!!!»que por angas o por mangas», el tema es que hay un sentido sub contextual en el hecho de ocultar, de esconder.  Voy a cumplir diez años en esta tierra mediterránea a la que le tengo inmensa gratitud y cariño, pero debo confesar que hay gran parte de estos «lenguajes» que aún no soy capaz de aprender a manejar.

2016-02-28-10.14.09

—La cosa—, dice la gente. —La cosa—se está componiendo.

Así se refieren a la reaparición de grúas y una que otra parcela, que luego de haber ganado ociosa plusvalía, empieza a verse con movimiento de tierras y el trajinar de obreros de construcción que vuelven a la carga.  Con toda certeza, esta afirmación:»la cosa se está componiendo», tiene  que ver con la ignorancia de no poner nombre a un hecho, fenómeno social culpable de muchas de las dificultades que estamos viviendo.  Tiene que ver también con un optimismo de que «a todos nos vaya mejor», con esa ilusión de que salgamos de una época mala y volvamos a lo mas parecido posible del «estado del bienestar», esa época en donde probablemente muchos vivíamos más allá de nuestras posibilidades y sobre todo nos ilusionamos tanto y tanto, que no fuimos capaces de ver que el «estado de bienestar» era un caldo de cultivo de la corrupción, el clientelismo, pero sobre todo una injusticia social que nos engañó a todos, haciéndonos pensar que era normal un estado de absoluto despilfarro, en donde las escalas y proporciones de beneficios se fueron de las manos y muchas profesiones y oficios se «crecieron» muchísimo más allá de la realidad.

¿Que nos queda?

Yo apuesto a la reflexión, darnos cuenta que los pocos proyectos de edificación que se levantan, si bien no son un timo, si que siguen siendo en gran medida, el símbolo de un error.  Son la escenografía de una obra de teatro de lo mas nocivo y cruel que ha vivido el sur de Europa y gran parte del resto del mundo y que ha coincidido con una crisis no solo económica, sino ética, política.  Pero sobre todo no es un símbolo de que las cosas van a ser mejores mañana, ni menos aún símbolo de arquitectura o industria.

 

«Quedarse en un proyecto»

Entre los años 96 y 98 fui parte del equipo que enfrentó la rehabilitación integral del antiguo hospital San Juan de Dios,  luego y con el mismo equipo, ganamos el concurso e intervenimos en la adaptación museográfica del mismo proyecto para su uso como Museo de la ciudad;  finalmente y de manera ya personal, dirigí el montaje del museo.

Como podéis ver, éste es un proyecto en el que tuve la oportunidad de estar desde su inicio hasta el final.

SAN-JUAN-JUNTAS

Muchas veces los arquitectos solemos jugar con la metáfora de «parir» proyectos, como quien tiene un hijo y no es poco cierto.  Dentro del proceso del montaje del museo, y siguiendo el guión museográfico, era necesario representar una procesión del siglo XVII, teníamos vestuario, esculturas y nos faltaban los rostros;  necesitábamos uno de un niño, que lo resolvimos pronto y faltaba el rostro principal.  Y decidí jugarme a «quedarme en el proyecto».  Presté mi rostro que hasta hoy está allí.  Creo que fue una manera de quedarme, una forma algo particular de dejar un rasgo en el proyecto que me permita encontrarme allí y ser parte de él.  Ahora que ya no se lleva eso de las plaquitas en la puerta en plan:  «fulanito» Arquitecto, y el año, este fue un buen atajo.  Ahí me quedé co-habitando con todos los fantasmas de hospital.  Tema que de verdad habrá que contarlo despacito, como el tema lo demanda.

Mario-y-su-doble

 

La percha

Hace algún tiempo que en las redes, procuro estar atento a las iniciativas que enriquecen y/o permiten que esas semillas que uno sospecha que andan cerca, germinen.  Creo que no es importante quien lo hace ni como uno logra enlazarse, creo que es fundamental el que vean la Luz.

La percha es una espacio, como ello mismos lo definen:

Un pequeño blog que nace como reacción a la imagen que unos pocos dan del resto, arquitectos que representan arquitectos. Hoy día triunfa la mediatización de la arquitectura, la imagen de un arquitecto snob y ególatra, un sibarita decimonónico anclado en el absolutismo Apple y en el diseño más rancio. Sin embargo aquí estamos unos cuantos para demostrar que hay vida más allá del foulard y las vestimentas negras, estamos aquí para demostrar lo que hacemos los arquitectos y proyectos-de-arquitectos de verdad, sin posados, sin maquillaje, pero si con ojeras, manchas de tinta y litros de café en vena.
Queremos enseñar a los arquitectos de la calle, el arquitecto que se echa una cerveza con sus becarios, el que se levanta temprano para buscar trabajo, el estudiante que lleva tres semanas de entregas y el profesor que tiene que corregir proyectos a toda prisa antes de dar clase.

Yo he querido contribuir con esta imagen, del proyecto de recuperación de la Casa del Alabado que a más de tenerle mucho cariño, creo que francamente me representa en mucho al espacio y la vida laboral que llevé en Ecuador hasta el 2006.  Sobremanera ahora que, bajo el tiempo puedo ver que si algo tiene uno como bagaje del oficio, es el #anticurriculum

la-percha

Y la he acompañado de este texto:

Mario, arquitecto.

Imagen “retro» de cuando había proyectos, obras, faena y colegas.

2005, Mario (el de Azul) viste  mono de obra de “Creaciones Carmita”, casco de aluminio s/m y botas de seguridad con punta de acero, que a las 8 horas acabas con los pies en condición  de romería, debajo, atuendo de arquitecto aceptable para dar clases luego de la faena de Obra.  Junto a él, dos verdaderos colegas, que se juegan el tipo juntos en un andamio.
el enlace original aquí

 

Apuntes autistas y una búsqueda de identidad

2009,

 Update 02.014

He terminado de leer Apuntes autistas de Alberto Fuguet. No sé si seré capaz de escribir mis impresiones, digo esto, porque creo que el lenguaje escrito es grande y versátil. Pero tanto mi retórica, como la compresión del tema, supera mi capacidad de contar o de describir las emociones y experiencias que viví, mientras posaba mis ojos escrutadores, sobre cada una de las palabras que se organizaban línea a línea en cada párrafo.

Coyunturalmente, el final de la historia se juntó con mi memoria personal, alcanzando un clímax escénico, que me llevó a la humedad ocular pública.

Acto primero
Yo, con piel de bronce, y pendiente de plata, sentado frente al sol mediterráneo y, con fondo, cualquier edificio neoclásico.

Soy inmigrante en España. Pertenezco a un país que, en este medio, es conocido por su gente básica, poco culta, poco instruida y fundamentalmente por haber llegado en una gran ola migratoria, estos migrantes ecuatorianos han venido a ocupar roles laborales despreciados por los locales. Si bien por diversas circunstancias profesionales y de interés personal no cumplo con estas características poblacionales, y puedo desarrollarme profesionalmente, mis demandas de socialización no se ven cubiertas por el imaginario local español.

En este contexto, desde hace algún tiempo me estoy cuestionando asuntos trascendentales en mi vida individual y social. A partir de una visita a mi país en el verano de 2008, las preguntas se centraron alrededor de temas como la identidad, la patria, los intereses personales, el oficio, la profesión, la familia, por citar algunos.

Esto me ha llevado a intentar relacionar lecturas de temas que me inquietan y fundamentalmente abrir mi pensamiento a una suerte de reconocimiento, mezcla y aceptación tanto de los elementos de la identidad como de los mecanismos sociales de interacción.

Acto segundo
Yo, con piel de bronce, sentado a contraluz, con pendiente de oro y con fondo de adobes.

Gracias al Luis López redescubrí a Bolívar Echeverría, filósofo ecuatoriano, quien en «Vuelta de siglo» hace una erudita explicación del momento actual; determina momentos que creo son claves, para definir las circunstancias de la época, sobre todo desde la perspectiva de la cultura, el mestizaje y la identidad.

Esto trastocó la percepción de los elementos que conforman mi identidad y, más que eso, generó una nueva perspectiva a partir de una simbiosis entre lo leído y lo vivido como inmigrante, en los dos últimos años.

Acto Tercero
Aparezco sentado en mi ordenador una tarde de agosto, o septiembre, no lo sé con precisión. Solo tengo seguro que aún hacía mucho calor. Mientras trabajaba en mi portátil, a través de la Web escuchaba un programa de radio que entrevistaba telefónicamente Alberto Fuguet. De esa entrevista me quedan un par de impresiones. Pocas en realidad, pero muy inquietantes.
habla de la teoría de MacOndo, de la cual yo no tenía ni idea, me intereso en el tema pero no logro conseguir el libro porque lleva agotado más de diez años. El mismo escritor afirma que esto le ha producido más problemas que satisfacciones, pero eso lo entenderé luego; el siguiente dato interesante, para mí, fue que hablara de Ernesto Quiñónez, un ecuatoriano que vive en Estados Unidos y escribe en Inglés, Bodega dreams, traducida al español como El Vendedor de sueños; consigo la novela, la leo y no me aporta mucho, me divierto, me agrada su narrativa, pero nada más, especialmente no me aporta nada acerca de lo que busco.

Acto cuarto
Compro Apuntes autistas, en una librería on-line de Santiago de Chile me llega y la leo, no la devoro, la mastico pausadamente, con calma, disfruto cada media hora o cuarenta minutos que tengo para leerla.

Cada página me produce un cúmulo de emociones. Estoy ahí, me encuentro charlando con un amigo contemporáneo que ha vivido y ha tenido experiencias muy similares a las mías. Me encuentro conmigo.

Sé que no soy cinépata ni cinéfilo, no he visto ni una décima de las películas que ha visto el autor y, menos aún he leído todos los libros que ha leído él, pero cada comentario a cada película o libro o anécdota tiene elementos que los encuentro propios.

Entiendo la teoría de MacOndo, entiendo que es parte de mi identidad, pero que mi Macondo aún es mucho más grande dentro de mi experiencia y mi realidad.

Entiendo que un libro puede ser «sanador» cuando enseña y permite recordarse que uno, no es tan raro, tan apátrida, tan poco patriota, tan alienado, que uno vive tan cerca del límite del estoicismo y, sobre todo que esto en sí no es tan malo, todo lo contrario, que allí es donde radica la riqueza interior e intelectual que uno puede tener.

Entiendo que no estoy solo y sé que esto es bueno.

Origen

Es muy importante detenerse y evaluar.  Creo que es también importante eso de «pensar despacio para andar deprisa» ;  pero sobre todo creo que a veces la melancolía de los recuerdos…puede tener cosas profundas, tanto o tantas como para marcar nuevos horizontes.

Hace poco, Jorge narró una anécdota que conectó a varias personas en ese revisar un Origen del porqué de una profesión y este es el mío y lo hago hoy que justamente cumplo 16.600 días de vida, solamente un número cerrado que me permite festejar un día, procurando así justificar que hay días, cada uno tal vez, tan festejables como un año.

Pues yo soy arquitecto por varias razones, la primera es que me familiaricé muy pronto con el medio de la construcción, mas de obras civiles, gracias a la profesión de mi padre, que a la arquitectura propiamente, pero dentro de los recuerdos importantes está un puente que hice con ocho años, para que mis coches matchbox, atravesara un riachuelo de aguas lluvias del jardín de casa.  El puente duró años, hasta que en una de las reformas del jardín se decidió conducir las aguas con una canal de hormigón.  Recuerdo al albañil, por su singular nombre, se llamaba Adán y yo pasaba horas mirando como trabajaba, hasta que llego el momento de retirar mi puente, que luego de forcejear con palas zapapicos y barretones, me preguntaron como lo había hecho y yo muy orgulloso les bajé de casa «los planos», con los cuales se pudo desenterrar el puente que tenía una cimentación algo mas grande que la luz que salvaba.

A los 14 años me cansé de compartir la habitación con mi hermano y le pedí a mi padre que me dejase una pequeña terraza que había en casa, para hacerme mi habitación.  La terraza ya estaba cubierta, con lo cual solo tuve que hacer un par de tabiques y fabrique la ventanería con madera solida ensamblada pieza a pieza.  Tanto el puente como la obra de mi habitación, creo que las podría dibujar aún, pero daría lo que fuera por tener los planos y apuntes comentados como recuerdos de aquellos primeros pasos.  Luego ya de adolescente me hice dinerillos haciendo mil y un bricolajes que lograba vender a propios y extraños y pronto me di cuenta del valor de mi trabajo.

No recuerdo precisamente un momento en que haya tomado la decisión de optar por la carrera, más sí que recuerdo de varias conversaciones en distintos momentos en que mi padre me planteó, más en plan de «reto», varios pasos que creo que fueron estratégicos, más con mi autoestima de superación antes que con la materia en cuestión.

Recuerdo visitarle en su despacho, luego de haber aprobado el curso pre universitario para decirle que me acababa de matricular en arquitectura y Él me respondió que creía prudente que habláramos cuando termine primer año.  Al terminarlo y aprobar todas las asignaturas, volví a hablar con Él igualmente en su despacho, (las conversaciones serias dejaron de ser en casa desde algo antes de los 18) y en esa oportunidad recuerdo que Él me dijo que estaba bien, pero  que lo que aseguraría mi buen inicio profesional sería que ese sea el modelo de los 5 años restantes y lo logré, cuando terminé la carrera, en 6 años y lo festejábamos tuvo un momento en privado para decirme que ahora si que empezaba lo difícil y que el reto era «hacer oficio» y ser capaz de vivir dignamente de ello.

Hace poco, a principios de años mientras disfrutaba de mi experiencia en el país, tuve la oportunidad de pasar mucho momentos lindos con mis padres, que en plan jubilados y en su campo, con tranquilidad, se pueden tomar tiempo más relajado y amplio para charlar revisar y volver a disfrutar de anécdotas como las que he comentado.  Aproveché también para ponerlos al tanto de mis inquietudes actuales y al narrar de manera detenida mi actual punto de vista, sobre las cosas que me interesan, el patrimonio, la identidad, el entorno y el mundo digital, los sentimientos los imaginarios y sus múltiples relaciones con el espacio, mi padre tuvo expresiones de desconcierto y que me dejaron ver que aunque comprendía lo que le narraba, no dejaba de sorprenderse y hasta desconcertarse y entonces me dijo:  «te has dedicado a un oficio que no conozco, pero solo el ver la pasión con la que lo cuentas, sé que supiste tener la intuición correcta para ir por lo que te hace bien».

Esa frase me conectó con un momento particular que viví hace no mucho tiempo.  cuando gracias a una coincidencia tonta, abrí mi perfil de twitter el mismo día que supe que mi homologación de titulo había sido rechazada y fue entonces cuando decidí ser Ex Arquitecto.  Sé que parte de eso tiene que ver con la propia morriña de no poder luchar con el sistema, pero otra parte que también me interesa es esa de querer convencerme de que siempre fue más profundo el ánimo de cultivar un oficio, que aún no sé cual es, que el puro hecho de tener una profesión.   Entre lo uno y lo otro, estoy contento con lo que he hecho en estos años y así lo conté cuando fue propicio, pero debo confesar que aunque sé que vengo de familia de «constructores», aún no sé exactamente donde puede estar mi mayor posibilidad de ayudar a los demás.  Pero la sigo buscando.

La estética odiada o Guilty pleasures (o estética urbana)

¿Dónde se aloja la fealdad?

¿os ha sucedido que muchas veces hay temas de los que prefieres no hablar?.  Aquellos que cuando se los toca, sientes algo así cómo una vergüenza ajena?

El ingles, tiene cosas curiosas,  una de ellas es que muchas veces logra definir cosas que en español no tienen un nombre específico, me estoy refiriendo a lo que se suele llamar Guilty Pleasures, traducido como «placeres culpables», aunque su sentido, no tan estricto, creo que es bastante más amplio, dónde es bastante ilustrativo es en la música, aquella que nos rodeaba de niños, la que escuchaban nuestros padres.  No la escogimos, pero cuando nos damos cuenta es parte de nuestra estética,  nos es totalmente familiar, tanto y tanto que es parte de nuestra cultura,  Pero  es también parte de nuestra cultura ese YO que quiero proyectar, ese «uno mismo» que construimos  y en el que ocultamos lo que no se ve bien socialmente.

Algo muy similar ocurre en el espacio urbano, está la ciudad oficial, esa ciudad de los catálogos de las divisiones de turismo de los ayuntamientos y está la otra, la ciudad informal, de la que últimamente estamos aprendiendo mucho.   Dentro de esta ciudad informal, me interesa mucho tanto las dinámicas que la conforman cómo los resultados que se logran…que muchas veces casi de manera espontánea surgen como resultado de procesos no planificados.

Hace poco participé en una convocatoria interesante.  La Asociación de vecinos del Barrio del Pla, en Alicante, convocó a un concurso de fotografía sobre vacíos urbanos y espacios degradados.  Mi propuesta la podéis encontrar en este Meipi, una colección de fotografías producto de derivas urbanas en la zona.  las clasifiqué en cuatro categorías que corresponden a las siguientes definiciones:

Cicatrices urbanas

«Tiritas» Imagen: @mariohidrobo

Nombre que tomé prestado de Diana Piñeiro, con quien con algún tiempo he intercambiado comentarios y criterios acerca del estado y la apariencia de las «medianeras» en los solares en desuso, en medio de barrios consolidados.  Pero el nombre de cicatrices urbanas, destaca de manera gráfica y muy sensible cómo «aféan» los solares de estas características, pero en medio de esa fealdad, se constituyen en una oportunidad inmensa por explorar, desde las posibilidades de uso en proyectos low cost, hasta la constitución de lo que podría ser una red de oportunidades urbanas, obviamente pasando por una reflexión de la ciudad como un espacio de aprendizaje y las definiciones morfológicas que sugiere.

Miradas al cielo

«balcón» IMAGEN: @mariohidrobo

Este es un espacio de reflexión que nació en el interior de las «casas de patio» del centro histórico de Quito, cuando luego de muchos momentos de penumbra tienes la oportunidad de «mirar el cielo», generalmente con un incomparable azul cielo, ese momento de aire, de horizonte con sabor a infinitud, que lo volví a echar de menos en Madrid cuando me di cuenta que el cielo era en gran medida el único espacio de amplitud urbana que te permite «fugar» la mirada en las ciudades densas y compactas. Esta reflexión plantea una mirada distinta a los pozos de luz y cómo la ciudad o el espacio exterior se infiltra en la densidad urbana.

Maquillajes urbanos

«bmw» IMAGEN:@mariohidrobo

Quise definir así a pequeños elementos cotidianos, sobre todo de arte urbano y más escenografías, muchas veces involuntarias, que se encuentra en el entorno urbano y que caracterizan zonas y sectores con una huella de identidad.  Creo que estos elementos son parte muy importante que hablan y definen una estética y en gran medida una forma de expresión de la cultura de las personas que habitan la ciudad.

El Anti-curriculum

Es muy incómodo hablar de uno mismo.  No sabes si pecas de humilde al punto en que puedas caer en la tontería o si pecas de presumido por contarlo todo.  No es fácil definirse porque en gran medida quien nos demanda una definición, impone una expectativa y uno muchas veces, cuándo tiene que definirse, es por la necesidad de agradar, conquistar, seducir.  Es decir cumplir esa expectativa.

Ernesto Proaño: http://tarjeterio.blogspot.com.es/
Ernesto Proaño: http://tarjeterio.blogspot.com.es/

O, no.  Siempre te queda una oportunidad algo más arriesgada que es verte, entenderte, definirte, presentarte y buscar, luchar y trabajar en lo que de verdad te llena y te permite hacer las cosas con una dosis de pasión necesaria para garantizar satisfacciones en lo acertado y en lo desacertado.

Estamos en momentos de cambios y de muchos cambios vertiginosos que la mayor parte de las veces nos vemos obligados a tomar partido por algo.  Es ese algo, una actitud, la que cambia la manera de que los caminos se abran.

En ese camino, entre reinventarse y sincerarse encuentro superplacentero definirme, pero definirme desde la verdad de mi «anticurrículum». que ahora si, creo que está, sino definido, algo más pulido.  Un  Anticurrículum implica sobre todo hablar de lo que de verdad define a uno, hablar de las cosas que nos formaron en cuanto a la estética, los hábitos, el cultivo y el descubrir de nuestros intereses destrezas y por tanto, entonces si de nuestras verdaderas competencias, es decir para que soy competente y no para qué creo serlo porque tengo una acreditación que así lo indica.

Hay pocas referencias en una estructura de un Anticurriculum, pero comprendiendo bien el marco al que me refiero, quizá la mejor es la de Ernesto Proaño, que conjunta una serie de tarjetas que acuden a lo creativo y a veces hasta esperpéntico para buscar una cara B de la definición de un oficio o del impacto comunicacional al que puede llegar una tarjeta de presentación.

Yo por mi parte, intentaré ser riguroso en publicar bajo esta categoría, todas aquellas cosas que creo que me definen, aunque estoy plenamente convencido de que la complejidad humana de tal amplitud, que inclusive entre personas cercanas el proceso no se termina nunca.  Esa es probablemente la premisa básica. el currículum es finito, el anticurrículum no.

He querido empezar estas entradas, con el retrato que mas que con cariño lo hiciera David Santillán en el 2006, —más que por andar en tejados y cumbreros—andando en la búsquedas de los equilibrios, en los bordes y ahora mucho mas seguro de que se debe trabajar en las fisuras.  Dónde está el conflicto está lo que mas me interesa.

"Equillibrio" David Santillán, 2006. colección particular.
http://www.davidsantillan.com/ 
Procuraré poner banda sonora a las entradas importantes:

20 Años

1   9   9   2.

Dynamo de Sodastereo, en donde el riff de inicio de Primavera 0…cantaba de manera eufórica que nadie puede vivir sin amor…que algo empezaba mientras algo pasado se iba!!!

El 14 de septiembre de 1992, dentro del programa televisivo «Ándale«, conducido por  Paco Stanley, la banda «chilanga» los Caifanes…hacen un comentario respecto a que su música surge como una inspiración de Agustín Lara, Benny Moré y los Red Hot Chili Peppers, y todo esto sucedía mientras Kiko Veneno lanzaba el «echate un cantecito«.

Estas citas…musicales…inciden en un momento en que la intención de los purismos estaba a punto de empezar una determinada decadencia, aunque sea nominal o visualizable o verbalizable.  En ese entonces, eran las corrientes filosóficas del post modernismo las que empezaban a intuir una serie de cambios que marcarán los noventas.

Estas citas me parecen oportunas, no solo porque coinciden con el año en el que terminé la carrera, sino por la manera como marcaron el panorama musical, una forma poco convencional que en gran medida intuía una serie de cambios irreversibles que innovaban los caminos anteriores con propuestas diferentes.

Hace 20 años, formalmente empecé un oficio.  Un primer proyecto,  un centro de rehabilitación para ciegos y deficiente visuales nos planteó la posibilidad de investigar acerca de las percepciones de la arquitectura, ello nos desembocó en la reflexión del espacio desde las percepciones que no implican la visión.  El olfato, el sonido, el tacto, los sentidos fisiológicamente reconocidos.  La experiencia acarreó una serie de eventos investigativos que fueron desde conversaciones largas y serias con ciegos y deficientes visuales acerca de la ciudad, la arquitectura, las percepciones, la estética del no vidente y mucho más, que independientemente del «objetivo en cumplimiento» nos enriqueció de manera muy valiosa como investigadores y siento que de alguna manera condicionó lo que luego sería mi ejercicio.  Poco después, tuve la oportunidad de hacer una especialidad  en accesibilidad lo cual para mi cerró un capítulo formativo en el tema y abrió una puerta a un ejercicio altamente específico que creo que finalmente no se termina de entender,  considerando a la accesibilidad como un compendio normativo de pasamanos y rampas, cuando su reflexión básica parte del estudio y acceso al entorno físico sin que sus limitaciones sean una condición de marginalidad para los usuario, un espacio en que quepamos todos y nos movamos con soltura, sin miedos y con deleite.  Hoy sé que eso solo es posible bajo la construcción de espacios basados en la tolerancia, las diferencias y los consensos colectivos.

Cuando por invitación de Luis López, empecé a ejercer la rehabilitación de patrimonios y todas las disciplinas y artes propias de la recuperación, pensé que me había ido totalmente de aquella línea de interés.  Fue Jorge Coellar, mi maestro de Feng shui, (termino que intento no usar, en vista de la irrefrenable prostitución que ha tenido el término en occidente) quien me guió en los conocimientos de esta disciplina ancestral china y sus relaciones con las tecnologías alternativas andinas y de éstas a la particulares propiedades de la construcción en tierra, pilar fundamental dentro de la recuperación patrimonial.   Así entonces, logré Juntar dos temas básico de mi aprendizaje, los conocimientos de arquitectura vernácula de dos puntos tan distantes y todo el fructífero trabajo que puede compartir con el estudio de Luis López, en materia de rehabilitación.

En medio de esto, el tiempo iba pasando y yo entre el diseño, la docencia y la experimentación en la rehabilitación iba aprendiendo caminos poco lineales, que me dejaban practicar sobre todo la investigación en ámbitos que cada vez se alejaban mas y mas de la arquitectura de «encargo», e iba intrigándome en la relación de esas pequeñas tareas experimentales como granitos de una construcción macro que era la ciudad.

A partir de una nueva etapa, con cambio de entorno incluida, empiezo en España a comprender otro entorno como elemento importante de mi identidad, en construcción de nuevo, y dentro de esto las líneas de trabajo que abordamos con Jorge Toledo y Laura Gea en Activadores Urbanos y entorno a herramientas digitales, empiezo a hacer ejercicios que me permiten relajar mi comprensión de la Ciudad y su complejidad desde una perspectiva más contemporánea.
A partir de la experiencia que tuve en la participación de la construcción del mapa emocional de Alicante, basado en situacionismo y psicogeografía, pensé que me estaba abriendo otro canal importante de interés, pero fue Sergi Hernández quien me ha permitido encontrar con su eGlia, que no es otro, sino que es un uno mismo y es el que se resume en la construcción de la ciudad.

20 años no son fáciles de resumir, pero me alegro de haber empezado en lo que creo que fue importante y terminar con lo que creo que soy hoy en día, como un propósito de re-definición, o de corte de cuenta.

Estoy casi de viaje, una experiencia de nuevo gracias a Luis López y su despacho, a un proyecto al que tengo muchas ganas, porque creo que es una gran oportunidad de poner en práctica muchas cosas juntas de las que ha aprendido en este tiempo y que gracias a la colaboración de Adela y María de Niquelarte espero poder documentar debidamente en al sitio mas lejano del centro de la tierra y por tanto más cercano al sol.  sé que cada vez me siento menos arquitecto…como generalmente se define la profesión, pero cada día más contento de desubrir – me – en más aprendizajes.

Me dejo mucho en el camino, los cientos de cafés y charlas con grandes amigos y maestros que han influenciado en este tiempo y a quienes les guardo inmensurable gratitud.  Gustavo Balarezo: Quien me enseñó a caminar con un fotómetro en el ojo, Socrates Ulloa: el arte, la ciudad y la bohemia.  David Santillán: montones de comida, bebida, proyectos, arte, discusiones y sueños.  Julián Salas, gran maestro y la palabra de la única estrategia de la solución a la vivienda.  Mucha gente nueva que ahora tengo suerte de tener cerca y de quien aprendo.  Domenico Di Siena: la ciudad del futuro.   José Abellán: las imágenes con caminos intuitivos acertados.  ….mis compañeros del master Diwo y egruyère, gente joven nueva y activa.

Si tuviera que agradecer, no terminaría.  Pero hay una mención que aunque no sea profesional de oficio, es personal de apetencia: gracias infinitas a mi mujer que me ha soportado en noches de concursos, tareas nocturnas, trabajos inpagados y ahora en ausencias…solo por compartir unos principios que son inalienables;  y gracias a mis tres mosqueteros, mis pequeños, que me han dejado alimentarme de ellos para tener el combustible de seguir aprendiendo.

Entre la Psicogeografía y el Feng shui

Mi padre me solía contar que cuando llegó a la capital para estudiar en la universidad, acostumbraba a dedicar los fines de semana a conocer la ciudad.  Tomaba algún autobús al azar y se dejaba llevar por la ruta de la linea escogida.  Gran metáfora: «dejar que una línea guíe tu aprendizaje», pero yo diría que mejor aún si esa línea es curva, porque pasas por más puntos.

Acaban de suceder un par de cosas que para mi son importantes:

Por un lado varias la confluencia de tres elementos, los caminos de la información dispersa, que en gran medida me ha permitido aclararme que no tengo un desajuste en mi capacidad de concentración.  Sino que definitivamente no puedo trabajar de forma lineal.

Por otro lado el gran gusto de haber cumplido con mis amigos de Galicia, con una entrevista que me ha sido muy particular ya que ha coincidido con el llevar a cabo una deriva justamente del tema tratado.  Los mapas sentimentales y la psicogeografía.  Pero aunque esa experiencia lo dejaré para otro post, estos dos elementos coincidentes han visto una oportunidad en juntarse y proyectarse a través de varias intuiciones.

Sí…no-lineales…hacia otro ámbito de investigación del territorio.  Parecerá que me he puesto místico, como efecto de las predicciones mayas, pero no.  Empiezo muy seriamente a entender donde se juntan los elementos del conocimiento científico urbano contemporáneo, con las posibilidades de aporte de otras no ciencias,  que van desde la psicogeografía hasta el feng shui.  Tengo que publicar las reflexiones que están siendo fruto de esto.

La radio del mundo

Estoy muy contento de una invitación.  Durante muchas ocasiones he sido calificado de muchos adjetivos por la música que me gusta.  No entiendo la vida sin música, creo que por un lado es el miedo al silencio, porque es solo ahí donde uno se escucha su interior en profundidad, pero sé también que es un amor a muchas cosas:  el ritmo, la proporción, la expresión cultural del sonido, los instrumentos y tanto más.  Pero también sé que en gran medida es una frustración.  El haber permitido que se me caiga…por ahí…las ganas de saber hacer música.
No toco ningún instrumento, pero creo que he aprendido a escuchar y aprender de la música.
La radio del mundo, es un proyecto interesante, una programación de música cubana y brasileña con un invitado de cualquier parte del mundo.  Este Domingo me ha tocado a mi, de lo que estoy muy agradecido concompartir la selección que presentaré: Fatoumata Diawara:
La nueva gran estrella de la música africana. Avalada por el prestigio del productor Nick Gold y el sello World Circuit y con un currículum que ya incluye colaboraciones con artistas como Herbie Hancock, Dee Dee Bridgewater, Oumou Sangare y el proyecto AfroCubism, la maliense Fatoumata Diawara debuta con un álbum llamado ‘Fatou’ en el que continúa y a la vez renueva la rica tradición musical de su país. Acompañada tan solo de su guitarra.
Una voz estremecedora y una sonrisa eterna.
Actriz y cantante de  padres malíes, nace enCosta de Marfil y actualmente vive en Francia.   El timbre de la música en algunos momentos se acerca al sonido agudo del soplo de hoja de naranjo que se usa en el valle del chota, y las notas graves del repunteo de la Kora se acerca al acompañamiento del requinto utilizado como segundo sonido después de la guitarra. canta en bissa, is aMande language spoken by theBissa people ofBurkina Faso,Ghana, and (marginally)Togo. Dialects are Barka, Lebir, Lere.
se le ha llegado a llamar la heredera de MIRIAM MAKEBA.

Novalima:
colectivo musical formado en el 03, desde Londres, Lima, Hong Kong y Barcelona.  Rescatan los ritmos afro-Peruanos con fusiones contemporáneas sobre todo electrónicas.  Me gusta mucho la manera como se ha puesto en valor la música afro Americana.

Hace unos meses escuché una entrevista muy emotiva a Omar Sosa en la que el recordó el tiempo que vivió en Ecuador y el conocimiento que adquirió de la música Afro Esmeraldeña.  En ese programa, el hizo una improvisación inspirada en Quito, que creo que tiene sonidos muy acertados, en su web el mismo esta experiencia la cita así:

Moving to Quito, Ecuador for several years beginning in 1993, Sosa discovered the folkloric music of Esmeraldas, a pocket of African-rooted culture on the northwest coast of that country known especially for its use of the marimba. In addition to launching his own jazz fusion ensemble, Entrenoz, Sosa produced Andarele, a recording by the Afro-Ecuadorian group Koral y Esmeralda. from

 

Tinariwen:
El nombre de la banda es Tinariwen, que en tamashek (la lengua tuareg) significa «desiertos».Thom Yorke (conocido por ser el cantante principal del grupoRadiohead.)asegura haber copiado sus riffs de guitarra. Han recibido elogios de U2, Brian Eno o Tom Waits. Han colaborado con Robert Plant, que los considera su banda favorita, con Carlos Santana o con Herbie Hancock.

 

Staff Benda Bilili. Es una banda congoleña (significa “mira más allá de las apariencias”), que ha impresionado mucho en Europa, son discapacitados victimas de la polio. Esta banda surgida de los barrios de Kinshasa y Brazzaville, es un golpe de ritmo y baile y una de sus particularidades es el estilo tan harley davidson en el que tienen customizadas sus sillas de ruedas.

Finalmente, quiero compartir la selección de las canciones que presentaré:enlace al post de la pagina de la radio

que igualmente pueden escuchar el programa aquí:

Pies descalzos

Carabiru, autora de unas grandes fotos, unas grandes historias y unas grandes tartas y postres,  se ha propuesto hacer fotos este mes acerca de ella misma, anunciándolo como «Una pies descalzos»
Esto sólo ha sido un pretexto para que mi mente llame…las palabras a la memoria, y me diga:
¿de que te suena los pies descalzos?
http://www.flickr.com/photos/carabiru
http://www.flickr.com/photos/carabiru

Y la reacción ha sido dolorosa, debo decirlo.
Era 1997, yo me subí a bordo del vuelo de un fracaso anunciado.  El día anterior a aquel viaje, llegó a mis manos una cinta de los antiguos cassettes, de «los pies descalzos» de shakira,  quien para entonces era una colombiana que iba a los conciertos en vuelos comerciales, en clase turista, y cargada en sus hombros de una guitarra y una maleta en sus manos, tomaba un taxi directo al escenario.

El taxista, que me contó esta historia, era el que llevaba cada mañana a una chica, que al empezar su trabajo en un aeropuerto a las 5 de la mañana se veía obligada a usarlo como chofer.  Ella fue quien me regalo la cinta y Él quien me llevo en su taxi el día que volví de aquel viaje.   A los dos los conocí por separado y la coincidencia de la relación no la supe hasta varios años después.  Así, para mi, «pies descalzos» es el nombre de la banda sonora de un verano en Madrid.   Es la banda sonora de una aventura de mochilas, de descubrimientos y de fracasos.  Que a lo mejor son las  historias que  quiero ocultar» por no contar miserias,  en el lugar de unas simpáticas coincidencias.
«Pies descalzos» es también el primer libro que compre con salario de delineante, cuándo estudiante de arquitectura y con una vida totalmente plena de estudiante, me enganché a este texto de la aventura de mezclar el sentido social y la arquitectura.  «Esto es lo mío«, me dije, a la par que empecé a encontrar el sentido del azar que me llevo a escoger aquellos estudios.
Este es un post raro, a lo mejor es un escondite, es un acertijo en el que se halla oculto un mensaje de melancolía y del aprendizaje a la vez.  Una sucesión de casualidades, como los mejores aprendizajes

¿Cómo pillar hoy esta frase?:
«Pies descalzos»
Un ímpetu de  libertad que muchas veces intento coartar.
No sé bien que quiero contar, y no sé bien que quiero ocultar.  Este es un post raro, a lo mejor tan raro como el ansia que siento ahora, intentando escudriñar en esta actualidad liquida, en la que lo único con la que se puede contar es con la incertidumbre,  de a qué camino apostar, la misma incertidumbre que sentí  hace más de 15 años.